Para no llamar a nadie a engaño lo primero es aclarar el punto de vista desde el que escribo este post: no considero al ser humano una cosa aparte de la naturaleza. Para mí lo humano (lo social, lo político, lo económico,…) es una parte más de la naturaleza, otro vector en ese sistema. Esto no significa que sea una fuerza positiva pero tampoco que sea negativa. Pensar que el ser humano daña la naturaleza con su mera presencia es una especie de pecado original que no comparto. Tampoco peco de ingenuo y soy muy consciente de que bien, lo que se dice bien, no lo estamos haciendo. Y para ilustrar lo que quiero decir aquí va un ejemplo: Los gorilas de montaña en los Virunga.
El Parque Nacional de Virunga tiene el honor de haber sido el primero de África, nació con el nombre parque Alberto, y está en la República Democrática del Congo (RDC) en su frontera oriental con Ruanda y Uganda. Para no extenderme más os dejo en enlace a la Wikipedia aquí.
Un txandorru es el nombre que se la a las carboneras vegetales. El nombre en euskera es txandorra pero en Cantabria, Burgos y Palencia se ha masculinizado la expresión. Consiste básicamente en troncos apilados en forma de cono y cubiertos con tierra sometidos a un fuego lento que transforma la madera en carbón vegetal.
El coltan es una mezcla de columbita y tantalia imprescindible para la fabricación de teléfonos móviles, consolas, ordenadores, y cualquier “cacharro” tecnológico. Su importancia es tal que esta dentro de la lista de los minerales estratégicos de casi todas las naciones y de sus respectivos ejércitos.
Y ahora va la relación entre los tres elementos. El 80% del coltan esta en la RDC justo en su frontera con Ruanda y lleva en guerra desde los años 90. La disculpa es el enfrentamiento entre hutus y tutsis, la realidad es que el objetivo único es el coltan aunque no desprecian la casiterita y otras sustancias de interés. Los desplazados se cuentan por miles y el único combustible con el que estos refugiados pueden cocinar, calentarse y hervir agua es el carbón vegetal y para ello usan la madera de los Virunga lo que supone una reducción del hábitat de los gorilas de montaña. Ante semejante estado bélico permanente pedirle a la población que no apoye el furtivismo, que da mucho dinero, es una labor imposible.
Pero hay quien piensa que no. Los guardabosques de los Virunga son a día de hoy un grupo militar, equipado y entrenado como cualquier ejército. La pena es que ya no tienen sueldo y no hace falta explicar lo que eso significa. La solución que algunas organizaciones han ofrecido es recoger dinero para pagar lo sueldos de los guardabosques. Sinceramente, espero que la población de la zona no se entere de que en varios países se recoge dinero para los guardabosques y para salvar a los gorilas mientras ellos se ven desplazados para que se pueda extraer un mineral con el que vender millones de consolas o cambiar de móvil cada poco tiempo. Si yo viviera en un campo de refugiados de los Virunga pondría un puesto de hamburguesas de gorila.
Pero hay quien entiende que los gorilas y los congoleños forman parte de un mismo sistema y no podemos elegir si queremos evitar una catástrofe humana y ambiental sobre todo porque en este caso tiene una misma causa. Así lo entiende Jane Goodall y así lo explica en su campaña “Movilízate por la selva”. En definitiva que o controlamos los minerales y se crea una legislación específica o esto no lleva solución.
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