La Unión Europa tiene reconocidas unas 12.000 especies exóticas, de las que el 15 por ciento son invasoras. Y el presupuesto para su gestión roza los 12.500 millones de euros al año.
Una especie es exótica cuando se instala fuera de su rango de distribución nativo o autóctono, fruto -casi siempre- de la acción humana. Cuando esa especie causa algún efecto negativo en la zona colonizada, ya sea sobre la biodiversidad, las actividades económicas o la sociedad, se le asigna el término invasora.
Estas especies desplazan a las nativas, predan sobre ellas, compiten por su territorio y alimento, modifican ecosistemas y alteran la calidad de las aguas. Pero también dañan infraestructuras, comprometen el desarrollo de los cultivos, causan enormes pérdidas económicas a instalaciones productivas, a la pesca, al transporte… y son vector de nuevas enfermedades.
En 2014, el Parlamento Europeo y el Consejo de la Unión Europea aprobaron un ambicioso marco legislativo para impedir, minimizar y atenuar los impactos causados por estas especies. Y en julio de 2016, la Comisión Europea adoptó su primera lista de Especies Exóticas Invasoras de atención prioritaria.
Las especies incluidas en la lista no se pueden introducir de manera intencionada en ningún país de la Unión y queda prohibido su transporte, su venta, su cultivo, su mantenimiento y, por supuesto, su liberación al medio. Sin embargo, su número aumenta continuamente. En el caso de la Península Ibérica, considerada como uno de los hotspots de bioinvasión a escala global, los ecosistemas acuáticos están especialmente en riesgo.
En ellos viven cerca de 200 especies exóticas invasoras, entre fauna y flora. Y algunos trabajos indican que cada año este número aumenta a razón de dos o tres especies nuevas. Sirva de ejemplo que los ríos portugueses albergan 65 especies de peces, pero sólo 45 son nativas; un problema que crece, pues cada dos años llega a Portugal una nueva especie exótica de pez.
Sin embargo, existe un desconocimiento social acerca del problema, de sus consecuencias ambientales y económicas y de los beneficios de su control o erradicación. También desconfianza y rechazo por parte de algunos sectores sobre las medidas a adoptar, y controversia sobre la necesidad o no de incluir a determinadas especies en la lista.Además, el público, los responsables de la gestión y otros grupos clave tienen una comprensión sesgada de las amenazas.
El proyecto Life Invasaqua nace para resolver la falta de información sobre esta problemática y como respuesta a la necesidad de una formación continua, que genere sinergias con los responsables de la administración y gestión de las especies exóticas invasoras. La prevención se constata como la herramienta más útil, seguida de la detección precoz, la respuesta rápida, el control y la erradicación. Life Invasaqua es un proyecto de ámbito ibérico, que cuenta con la financiación del programa Life de la Unión Europea. Contiene acciones de información y formación, pero también de gestión y gobernanza. Por ello, Life Invasaqua trabajará en la elaboración y revisión continuada de listas de especies exóticas invasoras en la península Ibérica, las que ya están establecidas y las que potencialmente pueden llegar.
Pesca deportiva, pesca profesional, mascotismo, acuariología, escapes de instalaciones de piscicultura, trasvases, deportes naúticos, transporte marítimo o fluvial, interés comercial… Son muchos los vectores de entrada de especies exóticas invasoras del medio acuático, algunos intencionados, otros desconocidos o negligentes. Life Invasaqua analizará detalladamente todas las vías de entrada. Pero la complejidad del medio acuático obliga a contar con los sectores involucrados. Por ello, el proyecto trabajará de la mano con ellos y con el público en general. Existen las normas, los planes y los gestores. Pero hay que avanzar en la sensibilización. Nuestro reto es aumentar la concienciación para cambiar la visión sobre el problema.
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