La situación que, aún a día de hoy, vive el turismo motivada por la crisis sanitaria y económica propiciada por el Covid-19 no ha dejado a nadie indiferente en el sector. Muchas son las reflexiones que nos vienen a todos y todas a la cabeza, seamos gestores de destinos, profesionales de la pequeña o grande empresas turística, académicos e incluso futuros profesionales del sector.
Como ha sido una situación sobrevenida sin avisar, ha hecho que nuestro margen de maniobra se haya visto sumamente comprometido. Lo mismo que puede llegar a suceder con la próxima “pandemia silenciosa” del cambio climático.
No hemos sabido reaccionar porque no conocíamos la realidad de lo que se nos venía encima, así como las graves consecuencias que tendría para el sector. A diferencia, con el cambio climático contamos con muchas referencias científicas y advertencias de expertos, también del sector del turismo, que nos ayudan a prever lo que puede suponer para el sector que no seamos capaces de revertir sus consecuencias y sus impactos directos en nuestra actividad, tan dependiente del medio y de la climatología.
Otra de las reflexiones que han surgido estos meses en el sector es que se hace necesario asumir nuestra responsabilidad en un desarrollo turístico más acorde a la situación social, cultural, económica y principalmente medioambiental. Uno de los primeros aspectos en los que deberíamos tomar medidas y asumir nuestra responsabilidad debe ser el de la lucha contra el cambio climático y la mitigación del mismo introduciendo medidas de reducción de huella de carbono en la actividad turística. Será una responsabilidad que asumamos por el bien de los demás, del planeta y de nosotros mismos como sector turístico que quiere sobrevivir al futuro.
Para acabar, no sólo el apostar como destino, empresa o profesional turístico por un turismo más sostenible y viable a largo plazo es una obligación a partir de ahora, sino también una oportunidad de responder a las motivaciones del los viajeros post-covid-19. Buscan destinos más seguros, pero también menos masificados, naturales, menos turísticos y gestionados de manera más local y positiva para el territorio y los locales. También, posicionarnos como destinos, empresas turísticas, etc. que promuevan una actividad turística baja en carbono, que además aprovecha las oportunidades que surgen de la adaptación de nuestra actividad a las consecuencias del cambio climático, reforzará ese compromiso y nos hará más resilientes a las futuras situaciones que nos toque vivir en el sector motivadas por el clima.
Debemos empezar ya a adaptar el turismo, como sector vulnerable, a los cambios futuros que nos esperan.
Susana Conde Rey es docente en el ISM del nuevo curso online Turismo y Cambio Climático: Mitigación y Adaptación, en el que se formará a profesionales del sector y futuros emprendedores en la necesaria sensibilización sobre la implicación de la actividad turística en la Emergencia Climática y sobre las alternativas que ofrece el Turismo Sostenible.
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