No es mi intención desalentar la protesta o invitar a aceptarla con resignación pero, como toda mala lectura, la reforma laboral también tiene alguna página buena. Desaparece la esperanza de un empleo estable y aumenta la incertidumbre ante un despido más flexible y barato. Ya no son las leyes las que garantizan al trabajador un salario y una carrera profesional. Corresponde al empresario comprometerse con sus empleados y fidelizarlos.
La misma reforma laboral que acaba con derechos conquistados después de siglos de civilización plantea un nuevo escenario para todas las partes. Habría sido más justo repartir las cartas antes de cambiar las reglas del juego, pero a estas alturas de la partida hay que seguir moviéndose para no quedar atrás.
Venimos de un tiempo donde la productividad o los resultados importaban bastante poco. Grandes maestros, como el imputado Jaume Matas, nos han enseñado que basta una posición desde la que mover dinero para quedarse con una parte. Entre las enseñanzas que debemos a estos ilustres y honorables personajes queda una importante: en un país donde la mitad de la población se levanta para engañar a la otra mitad, el objetivo de muchas empresas no es la productividad.
Pero alguien tiene que hacer el trabajo. Y alguien tiene que organizarlo. La actividad subsidiada de alguna manera por padrinos benefactores que sacaban dinero, en contra del interés general, de sus posiciones privilegiadas se acaba. Y los gestores que no son capaces de reconocer las claves del modelo de negocio en el que participan son un peligro.
Técnicos, administrativos, comerciales… nos habíamos acostumbrado a aguantar lo que hiciese falta, mirando a otro lado si era necesario, a cambio de unas mínimas garantías que nos permitiesen vivir dignamente. Si eso se acaba, no queda otra que salir corriendo y buscar refugio donde te paguen y te lo reconozcan. Sí, donde te paguen a ti y sepan el papel que tú juegas para la organización. Quedarte agarrado a la silla por miedo a un futuro incierto no va a impedir que te alcance el mañana que espera a la vuelta de la esquina.
Hola Alberto,
¡que temas mas actuales los que tocas!: reforma laboral y Jaume matas.
Sobre la reforma laboral mi opinión es que va a acelerar el modelo de trabajo que tarde o temprano se impondría: uno a los 40 ( o pasados los 35) tiene que animarse a montarse por su cuenta, bien creando su propia empresa o bien como profesional bajo marca personal.
La reforma va en la linea que uno no pueda relajarse a ninguna edad ( antes uno podía relajase en cierta manera si estaba cubierto con los 45 días y llevaba mas de 10 trabajando en el mismo sitio).
Va a ser muy injusta con ciertos colectivos, por ejemplo las mujeres va a tener casi imposible la conciliación ( que ya estaba muy complicada).
Pero al final habrá que ir preparándose desde muy joven a que a cierta edad uno tiene que trabajar para si mismo.
un abrazo
Gracias por el comentario Juan.
Creo que el problema reside en que la adaptación a este cambio va a requerir mucho tiempo, en el que los principales perjudicados serán los trabajadores que no sean conscientes de la pérdida de derechos que implica el nuevo escenario.
Tampoco se si todo el mundo puede o debe trabajar para sí mismo, o si todos los sectores productivos lo permiten.
El caso es que se pueden meter a Matas y la reforma laboral en una misma entrada, es cuestión de proponérselo.
Un abrazo.
Hola Alberto,
Creo como tú bien dices que las posibles ventajas de la nueva reforma laboral no son aplicables a todos. En un ámbito de profesionales especializados con un cierto nivel de estudios como del que hablamos nosotros es perfectamente válido pero me pregunto qué sucederá con todos esos puestos de trabajo, igualmente válidos, como operarios de línea en fábricas, limpieza, etc… donde diferenciarse es complicado.
Buena entrada en cualquier caso, sobretodo por el apunte que gracias a esto controlaremos mejor el tema de la corrupción, ¡ojalá sea así!
Saludos,
Felicidades Alberto!
¿Has tenido como inspiración para el blog alguna empresa pública? Al paso que vamos no tendemos ni silla a la que agarrarnos para esperar el mañana. Yo como trabajador de empresa pública, pagada con fondos publicos y gastos aberrantes con fondos públicos aporto la opinión de que somos nosotros mismos los que fomentamos esto (como me gusta hacer de abogado del diablo). Diariamente veo como trabajadores pagados con fondos publicos se pasan las horas muertas sin trabajar. Repito SIN TRABAJAR. Que fácil nos es a todos hablar de lo mal que va la economía, pero que sabia es la picaresca española que sólo piensa en acceder a un puesto de trabajo donde se pueda llegar a las 10 a trabajar, dedicarte dos horas a desayunar, volver a tu mesa para mirar alguna chorrada en internet y poder así comentarla en la comida. Y vuelta a empezar. Dedicar dos horas de café a la sobremesa y sentarse en la silla a ver qué correos cadena te han llegado para saturar al prógimo y luego marcharte corriendo a casa que ya es tarde! Como bien dices, media España se levanta para engañar a la otra media. Tiene tanta culpa el asesino como el complice. Si encontrais ese sitio donde dices que te pagan y te lo reconocen me avisas. Y si además en ese sitio el trabajador es consciente de donde viene su jornada y lo que implica… entonces me haces padre.
Más indignados tendríamos que estar por ver como exigimos laboralmente un modelo de picaresca española basada en ganar mucho por trabajar poco.
A mas de uno me gustaría ver poniendo ladrillos y no precisamente para continuar con el boom inmobiliario.
Felicidades por tu entrada. A ver si efectivamente cambiamos la reforma, pero la cambiamos entre todos y a partes iguales!!
Glocoru: espero que así sea, la corrupción, no sólo ha hecho mucho daño a los recursos públicos, también al mercado de trabajo.
Roberto: efectivamente generalizo con los malos gestores, los hay tanto en la empresa pública como en la privada. Con el denominador común de que suelen fomentar lo que describes en tu comentario, sea en la empresa pública o en la privada. En la Administración también hay excelentes profesionales que son conscientes de cual es su responsabilidad y cumplen con su trabajo.
Lo triste es que, tanto en la empresa privada como en la pública, existan gestores que no se preocupen de organizar el trabajo y controlar lo que hacen sus subordinados. Lo patético es que esto se ha fomentado hasta el extremo para conseguir una reforma laboral como la que nos ha caído y para que la ciudadanía sienta un desprecio irracional contra la función pública que, lo miremos como lo miremos, es la única que puede permitirse el lujo de ser independiente y de hacer algo en favor del interés general.
Gracias por vuestras visitas y comentarios, es un debate apasionante que merece la pena mantener vivo.
Corrupción, despilfarro, beneficios indecentes en empresas de concesiones (obra pública, energía, transportes, etc) son algunas de las razones que nos han llevado a la situación actual.
Otra es la globalización y las nulas condiciones laborales de muchos competidores (sobre todo china).
Un saludo a todos
Estoy contigo Juan, por eso me encanta la foto del puesto callejero chino (tomada en Xi’an) y que, sin palabras, habla de la precariedad en las condiciones de trabajo. Lo que tenemos que plantearnos ahora es si queremos seguir ese modelo o existen alternativas. Especialmente si queremos poner en práctica la definición de desarrollo sostenible.
En el ámbito de la licitación pública ambiental habría mucha tela que cotar, desde bajas temerarias para conseguir adjudicaciones que acaban costando varias veces el presupuesto inicial a incentivos perversos que desincentivan el objeto principal de la licitación ¿Quién necesita optimizar la recogida y separación de residuos si su negocio está garantizado en la licitación y no necesita valorizar los residuos para obtener cuantiosos beneficios?
¿Queremos modelo chino? ¿tenemos alternativas a gritar en la calle? ¿podemos participar de un modo efectivo en las decisiones que condicionan nuestro futuro?