En el Informe de la Comisión de Bruntland, del año 1987, se describió por primera vez el concepto de “Desarrollo Sostenible” como “desarrollo que satisface las necesidades de la generación presente, sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer sus propias necesidades”.
La globalidad del concepto se ha intentado acotar a través de cuatro dimensiones: la sociedad, medio ambiente, cultura y economía. El concepto de Desarrollo Sostenible no puede entenderse sin entender la interconexión que existe entre las cuatro dimensiones, es decir, no se puede atender únicamente a una de ellas sin detenerse a analizar las repercusiones sobre las otras. Esta idea puede trasladarse a cualquier ámbito.
En el ámbito empresarial, las empresas tenían un reto ante sí, asumir la responsabilidad de incluir en su desempeño nuevos resultados que van más allá de los resultados económicos. El desempeño ambiental y el social pasan a formar, junto con el resultado económico, del resultado global anual de la empresa, en lo que se ha venido denominando “Triple cuenta de resultados”. Todo lo anterior puede agruparse en el concepto de Responsabilidad Social Empresarial.
En el párrafo anterior, he presentado la idea del reto empresarial en pasado y no en presente, debido a que cada vez menos se entiende la Responsabilidad Social Empresarial como una opción voluntaria y más como una variable a incorporar en las estrategias corporativas de las empresas.
En un mercado cada vez más sensibilizado con todas aquellas cuestiones que atañen al concepto de Desarrollo Sostenible como el modelo sobre el que la sociedad debe fundamentar su desarrollo, parece indiscutible que la Responsabilidad Social Empresarial no sólo es un factor diferencial, sino que comienza a ser discriminante.
En este escenario, las corporaciones tienen una herramienta básica a la hora de mostrar su desempeño a sus partes interesadas (stakeholders), las “Memorias de Sostenibilidad”. Las Memorias de Sostenibilidad no son más que informes anuales en los que las organizaciones publican su desempeño en materia económica, social y medioambiental.
En el año 1997 nace la Global Reporting Iniciative (GRI) como una organización independiente y pionera en comunicar las iniciativas sostenibles de las empresas. En el año 1999, GRI publica su primera guía para elaborar Memorias de Sostenibilidad de acuerdo a un estándar. Ese mismo año se consiguieron un total de 12 Memorias de Sostenibilidad, cifra que ha crecido hasta las 6.248 Memorias de Sostenibilidad incluidas en la plataforma de divulgación de la GRI en el año 2016.
El crecimiento en el número de Memorias de Sostenibilidad en la plataforma de divulgación de la GRI, es un indicador más de la tendencia creciente hacia la inclusión de la Responsabilidad Social Empresarial en la toma de decisiones de las corporaciones.
Desde el punto de vista del desempeño de los profesionales que quieran desarrollar su actividad en el ámbito de la Responsabilidad Social Empresarial, es necesario tener una visión integradora y conocimientos multidisciplinares, puesto que la “Triple Cuenta de Resultados” requiere entender que ninguno de los resultados es independiente de los otros.
Con este contexto, el programa de Especialista en Responsabilidad Social Empresarial, Sostenibilidad y Reputación Corporativa es una opción idónea para adquirir una visión integradora, obtener sólidos conocimientos para la elaboración de memorias de sostenibilidad y obtener herramientas para mejorar la reputación corporativa de una empresa.
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