En este verano tan atípico que nos ha tocado vivir, con tantas incertidumbre e inseguridades, no he podido evitar pensar en lo que la crisis sanitaria provocada por el Covid 19 me ha supuesto personalmente y en aquellas cuestiones que he dejado aparcadas por no considerarlas prioritarias.
No es cuestión de analizar toda y cada una de ellas en este post pues, ni creo que pudiera abarcar todas, ni es el objetivo de mi escrito. Sin embargo, sí voy a mencionar algunas que la sociedad en general no ha sabido valorar, al menos en los primeros meses y que no podemos continuar obviando. Una de ellas es la incidencia que esta pandemia ha tenido sobre nuestros niños y ancianos. Ambos han sido los grandes olvidados y las consecuencias de ello las veremos en los años venideros. Otra es lo que este virus ha supuesto para otras enfermedades no menos importantes y cuyos pacientes se han visto afectados. Y, por último, el impacto que el covid19 ha tenido y tendrá sobre el medio ambiente.
En ese último punto es dónde quiero incidir y, aunque en determinados ámbitos del medio ambiente sí ha sido ”beneficioso” (la reducción de la contaminación atmosférica, la intención por parte de Europa de apostar por una recuperación económica verde o el fomento de una movilidad sostenible) en otros, la pandemia ha ocasionado problemas ambientales que, si bien no intentamos remediarlos ya, pueden suponer más y mayores consecuencias a medio-largo plazo.
Así, centrándome en uno de los sectores ambientales que más me interesa, los residuos, las consecuencias que el coronavirus ha tenido en este ámbito son más que destacables.
Aunque en líneas generales el número de residuos domésticos disminuyó en todo el país debido al parón económico, la orden del Gobierno que prohibía el triaje manual en las plantas de residuos hizo que, aquellas instalaciones que no disponían de maquinaria adaptada para separar terminaran llevando directamente a los vertederos gran parte de los residuos generados por la imposibilidad de separar muchos materiales que podrían recuperarse. Al igual ha sucedido con las incineradoras que han asumido un mayor volumen de residuos destinados a ese tratamiento por el incremento en la generación de los mismos, principalmente los residuos sanitarios.
También ha habido un incremento en la producción y consumo de material plástico de usar y tirar. Este aumento se ha dado sobre todo en el uso hospitalario, pero también en nuestros hogares y más aún con la obligatoriedad del uso de mascarilla para protegernos del virus.
Desde mi punto de vista, la salud está por encima de todo y si es necesario emplear mascarillas o cualquier otra herramienta que nos ayude a no contagiar ni contagiarnos, debemos usarlas. Tenemos que ser responsables.
Pero también, me gustaría incidir en que hay que ser conscientes de nuestro papel y de las consecuencias que tienen nuestras acciones, así que debemos desechar esas mascarillas y demás residuos, en este caso procedentes de las actuaciones llevadas a cabo como consecuencia del covid19, tal y como se nos indica. Principalmente por dos razones, la primera la sanitaria, para evitar los contagios, y la segunda la ambiental, no podemos llenar el medio ambiente de mascarillas y guantes. Ya se están viendo estos residuos tirados en la calle, en los océanos y en mil sitios en los que no deberían estar. Así que, desde aquí me gustaría hacer un llamamiento a la responsabilidad ciudadana.
Además, no podemos echar por tierra todo lo que ya hemos avanzado. Intentemos ser más “sostenibles” y preocupémonos por generar cuantos menos residuos mejor en nuestra vida diaria. Así, mi consejo es que intentemos utilizar mascarillas reutilizables, que son aquellas que cumplen con la Especificación UNE 0065, que establece los requisitos de materiales, diseño, confección, marcado y uso de las mismas y supone un nivel de eficacia de filtración bacteriana y respirabilidad adecuados. Estas características hacen que las mascarillas se puedan reutilizar, ampliando la vida útil de las mismas y reduciendo la generación de estos residuos. Hay muchas opciones e incluso algunas además de ser reutilizables son solidarias
No seamos egoístas y pensemos en los demás y en nuestro entorno. Si no nos cuidamos entre nosotros, más difícil será poner fin a esta pandemia que nos ha puesto nuestras vidas del revés.
María Álvarez es docente de los cursos Especialista en Gestión de Residuos y Gestión de Residuos Urbanos que imparte el Instituto Superior del Medio Ambiente.
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