En el verano del 2016 ha sido especialmente llamativo el número de incendios declarados en distintas instalaciones relacionadas con la gestión de los residuos.
El primero de ellos (aunque semanas antes del comienzo oficial de la época estival) y quizá el más mediático, tanto por tratarse del mayor cementerio de neumáticos usados de España y arder durante días, como por la magnitud de las llamas y la contaminante nube de humo resultado de la combustión, es el de Seseña. Este incendio se inició en la madrugada del día 13 de mayo en una parcela de doce hectáreas ubicadas entre la Comunidad de Madrid y Castilla-La Mancha en la que se estima que se acumulaban más de cinco millones de neumáticos.
El segundo incendio se declaró el 3 de julio y destruyó una planta de reciclaje, que almacenaba papel prensado y aceite, entre otros materiales, que la empresa Layna tiene en el polígono Azque de Alcalá de Henares.
Sobre las 7:30 horas del día 20 de julio en la planta de reciclaje de cartón de la empresa Reciclamas del polígono industrial de la localidad valenciana de Alboraia tuvo lugar otro incendio que quemó varias naves.
En 28 de julio a las 06:05 horas se inició un fuego en el exterior de una nave de un polígono industrial de Arganda del Rey, en la calle Mediterráneo, dedicada al reciclaje del papel.
A principios de agosto, más concretamente el día 3, ardió a las 12:37 horas un vertedero de residuos peligrosos de la empresa Ecoactiva de Medio Ambiente, situado en el término municipal de Zaragoza, en la carretera de La Puebla de Albortón.
El último y no por ello el menos importante, sino quizá todo lo contrario por las consecuencias medioambientales y para la salud, fue el que comenzó el 26 de agosto a las 04.49 horas en una planta de reciclaje del polígono de Chiloeches (Guadalajara) donde se alojaban 20.000 toneladas de residuos peligrosos (productos como pintura, disolvente y aceites).
Los primeros días tras un suceso como estos mencionados la alarma social es alta y nos inquietamos por saber cómo evolucionan los incendios y qué es lo que ha podido pasar para que haya ocurrido algo así, pero a medida que pasa el tiempo esta preocupación se diluye y estos casos rápidamente caen en el olvido de la mayoría de los ciudadanos.
Es entendible que la sociedad que no está afectada directamente por estos incidentes, se olvide de ellos y de exigir responsabilidades, pero no debería ser así. Cuanto menos es llamativo que en tan poco tiempo hayan tenido lugar tantos incendios en instalaciones de tratamiento de residuos y esto da que pensar. Pensar en si estamos haciendo las cosas bien, tanto a nivel de Administración, pues parece claro que en varias de estas instalaciones no se estaba controlando la actividad adecuadamente, como a nivel particular, pues no vemos la importancia que tiene una adecuada gestión de los residuos que generamos. También pensar en que si no hay consecuencias para los responsables o si estas consecuencias no son lo suficientemente duras, estos incendios dejen de ser algo insólito y pasen a convertirse en una manera rápida y fácil de deshacerse de un problema.
Del mismo modo, se debería exigir un conocimiento específico en materia de gestión de residuos, más aún cuando se trata de residuos peligrosos. Los profesionales que se dediquen a estas actividades deberían conocer no solo los riesgos específicos que afecten a su puesto de trabajo, sino también los riesgos que suponen el almacenaje, transporte y tratamiento de esos residuos peligrosos con los que trabajan ya que su conocimiento y experiencia podría impedir mala praxis y por qué no, estos accidentes de los que hablamos en el post.
Por todo ello, no estaría de más un mayor control por parte de las administraciones públicas, de manera que nos permita vigilar que las cosas se están haciendo bien en estas instalaciones y que estas plantas de residuos están gestionadas por profesionales competentes y capacitados para llevar a cabo la actividad. De esta manera, quizá, quién sabe, se podrían evitar este tipo de accidentes, pudiendo exigir responsabilidades y la reparación del daño ocasionado.
Conscientes de la importancia de formar a profesionales en la Gestión de Residuos, el Instituto Superior del Medio Ambiente tiene un amplio catálogo formativo en esta materia , con el objetivo de que los residuos se gestionen de forma eficiente y segura. María Álvarez colabora como docente del curso Gestión de Residuos Urbanos y es Coordinadora de este Área Formativa.
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