Recientemente en Hosteltur se publicó «Expulsan a 20.000 masais para atraer safaris de lujo”. El articulo expone el “impacto devastador de dos compañías extranjeras sobre la vida y el sustento de los aldeanos masai en el área de Loliondo del distrito de Ngorongoro (Tanzania)”, según el informe “Perdiendo el Serengeti, la tierra de los Masai que durará para siempre” elaborado por la ONG americana Oakland Institute.
Después de tres años de investigaciones en el área de Loliondo en el noreste del Serengeti, el informe muestra “las empresas que – en connivencia con las autoridades locales – están forzando la expulsión de los masai son Tanzania Conservation Ltd (TCL), propiedad del turoperador estadounidense Thomson Safaris y Ortello Business Corporation (OBC) que realiza excursiones de caza”.
Se indica que “ambas compañías no son simples turoperadores de safaris, sino que controlan y explotan grandes extensiones de terreno a través de concesiones a largo plazo. En el caso de TCL se trata de 5.106 hectáreas en Loliondo”. Mientras, la empresa emiratí OBC “explota 400.000 hectáreas para cacerías, incluyendo una pista de aterrizaje para vuelos privados que llegan desde el Golfo Pérsico”.
Como indica Anuradha Mittal, director ejecutivo de Oakland Institute, «a medida que el turismo se convierte en uno de los sectores de más rápido crecimiento en la economía de Tanzania, los safaris y los parques de caza están causando estragos en la vida y los medios de sustento de los masai«. Como resultado tenemos que «decenas de miles» de masai, según la ONG se han visto forzadas a abandonar las tierras de pastoreo tradicionales y han tenido que emigrar hacia otras zonas más secas, con menos reservas de agua.
Esta situación no es un caso aislado y se repite en muchos otros países, según Anuradha Mittal «se trata de una realidad demasiado familiar para las comunidades indígenas de todo el mundo«. Además, añade “en demasiados lugares, los gobiernos, las corporaciones e incluso los grandes grupos de conservación confabulan en nombre de la conservación, no solo para expulsar a los indígenas de sus tierras, sino para obligarlos a desaparecer”.
Pero también, y no menos significativo, del caso es que llega en un momento en que “el creciente número de ventas de tierras a gran escala en África enfrenta a pueblos indígenas contra inversores, con proyectos de turismo que generan dinero y empleos, pero los activistas temen la pérdida de tierras para las comunidades marginadas» (Según Agencia Reuters). De hecho, ya en 2010 los masai iniciaron un pleito contra el Gobierno de Tanzania y la empresa TCL por haberse llevado a cabo de forma ilegal la concesión de las tierras en disputa.
Thomson Safaris niega todas las acusaciones: asegura que su filial TCL emplea al 100% personal masai; sostiene que el ganado puede acceder al agua; y que trabajan con las comunidades locales y el gobierno para conservar la sabana y establecer «una política de pastoreo sostenible» (Según The Guardian).
La polaridad de la situación deja en evidencia que el turismo de safaris de lujo, respetando el libre ejercicio de la actividad de Thomson Safaris, muestra un enfoque de turismo convencional de carácter extractivo e individualista en vez de apostar por un modelo alternativo, inclusivo y responsable basado en la implantación de estrategias turísticas endógenas e integradas. Enfocadas ayudar a la consolidación y gestión integral de los territorios; como generadores de oportunidades no de desigualdades y dependencias.
Con una distribución, por supuesto, equitativa de los beneficios económicos y sociales alternativos del turismo pero con respeto a los derechos al uso de la tierra y estilo de vida tradicional de pastoreo de los masai para así su preservar su cultura, su ecosistema y ofrecerles un futuro digno.
Hay modelos de turismo basado en comunidades en Tanzania y en otros lados del mundo donde los locales mantienen los derechos sobre la tierra para poder negociar los asuntos más importantes para ellos, ya sean los derechos de pastoreo, las superficies para la agricultura o el acceso a la pesca. Por ejemplo, en Sukenya, la empresa &Beyond bajo el proyecto “comunidad & conservación” alquila terrenos a comunidades locales para realizar sus tours. Los miembros de la comunidad limitan su pastoreo y mantienen el orden, y tienen una retribución económica. Así, &Beyond y la comunidad se beneficien del turismo de una forma colaborativa y pacífica.
En este sentido, los tours operadores deben ser más responsables en comercializar viajes de safaris inclusivos, que no perjudiquen los destinos y las comunidades locales sobre todo en una era de incertidumbre por el cambio climático. Por lo que, deben cooperar en que las comunidades masai puedan generar riqueza basándose en esta actividad, considerando la misma siempre como complementaria, y nunca como alternativa, a la tradicional basada fundamentalmente en las tareas de pastoreo.
Los viajeros y turistas entender que en los «destinos hay personas, tradiciones, costumbres, formas de vida, cultura, … esperando ser respetadas” y es tiempo que empecemos a cambiar del “turismo de experiencia” que busca el momento, por un “turismo que transforma” positivamente a las personas y mejora las realidades colectivas.
En el curso, del que soy docente, ofertado desde el Instituto Superior del Medio Ambiente, sobre Turismo y Desarrollo Sostenible, que se imparte en su totalidad en modalidad ON LINE, dedicaremos – en su próxima edición – especialmente atención a la discusión de cómo construir un turismo sostenible, responsable e inclusión social que favorezca el desarrollo local de los destinos cumpliendo los objetivos de innovación, competitividad y sostenibilidad.
Con ello, queremos contribuir aportar conocimiento y herramientas técnicas para consolidar el concepto de turismo sostenible, así como abrir nuevas perspectivas para gestionar con equidad, a efectos de aportar beneficios a la sociedad y acrecentar el interés de los visitantes por los destinos.
Te esperamos
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