Es cierto que muchas empresas están dando pasos importantes para integrar Soluciones Basadas en la Naturaleza en sus infraestructuras. La implementación de muros y techos verdes, cajas nido y hábitats específicos para la fauna son medidas significativas que ya están mostrando resultados positivos. Estas acciones no solo ayudan a mitigar el impacto ambiental de las construcciones, sino que también fomentan la biodiversidad y mejoran la calidad de vida en las ciudades.
Sin embargo, es natural preguntarse ¿Realmente será suficiente? La realidad es que la transición hacia ciudades verdaderamente verdes y sostenibles es un proceso continuo y multifacético. Además de las infraestructuras sostenibles, es crucial promover una cultura de sostenibilidad en todos los niveles de la sociedad. Algunas medidas adicionales que podrían potenciar los esfuerzos ya en marcha:
- Educación y Concienciación: Fomentar programas educativos que sensibilicen a la población sobre la importancia de la biodiversidad y el impacto de nuestras acciones cotidianas en el medio ambiente.
- Políticas Públicas: Implementar y fortalecer políticas que incentiven a las empresas a adoptar prácticas sostenibles. Esto puede incluir subsidios, exenciones fiscales y reconocimiento público para aquellas que demuestren un compromiso genuino con la sostenibilidad.
- Innovación Tecnológica: Apoyar la investigación y desarrollo de nuevas tecnologías que permitan crear infraestructuras aún más sostenibles y eficientes en el uso de recursos.
- Participación Comunitaria: Involucrar a las comunidades locales en proyectos de conservación y restauración, fomentando la creación de espacios verdes urbanos gestionados por la propia ciudadanía.
- Economía Circular: Promover modelos de negocio que reduzcan, reutilicen y reciclen materiales, minimizando el desperdicio y la explotación de recursos naturales.
- Transporte Sostenible: Fomentar el uso de transporte público, bicicletas y vehículos eléctricos, así como el diseño de ciudades que faciliten la movilidad peatonal.
El futuro que nos espera puede ser muy prometedor si seguimos avanzando en esta dirección. Cada acción cuenta y, con un enfoque colaborativo y sostenido, podemos crear ciudades que no solo sean habitables para las personas, sino que también reduzcan la fragmentación de hábitats y ecosistemas.
No olvidemos que estamos viviendo un momento crucial. Tras meses de retrasos y marchas atrás, se ha aprobado de forma definitiva Ley de Restauración de la Naturaleza que busca restaurar para 2030 el 20% de las zonas terrestres y marinas de la UE y, para 2050, todos los ecosistemas que necesiten restauración. La ley establece objetivos específicos que deberán alcanzarse en marcos temporales definidos para la restauración de hábitats y especies protegidas, hábitats marinos, ecosistemas urbanos, conectividad de los ríos y de las funciones naturales de sus llanuras de inundación, polinizadores, agroecosistemas y ecosistemas forestales.
Según estimaciones de la UE, el valor monetario de los beneficios de la restauración ecológica será entre 8 y 10 veces mayor que el coste de la inversión inicial. Los beneficios estimados de su aplicación ascenderán a 1,86 billones de euros.
En España, un panel de expertos elaboró la Estrategia Nacional de Infraestructura Verde y de la Conectividad y Restauración Ecológicas publicada en 2021. Con la aprobación definitiva de la Ley de Restauración de la Naturaleza, se abre una gran oportunidad para las ciudades españolas de diseñar y gestionar estratégicamente infraestructura verde. Esto proporcionará a la sociedad un conjunto de servicios ecosistémicos y, al mismo tiempo, mejorará la biodiversidad.
España no parte de cero en el diseño de sistemas de infraestructura verde urbana. Notables son los casos de ciudades como Vitoria-Gasteiz, Valencia, Barcelona, Madrid y Almería, entre otras. Gracias a la voluntad política y urbanística de transformar e introducir la naturaleza en las ciudades, garantizando su convivencia con los flujos y servicios urbanos, el sistema urbano puede evolucionar hacia mayores niveles de sostenibilidad. Al mismo tiempo, se garantiza la conservación o restauración necesarias para asegurar la funcionalidad del sistema.
Aquí me gustaría recuperar una frase del filósofo italiano Antonio Gramsci que dice: “Pesimismo de la inteligencia, optimismo de la voluntad”. Esta frase sugiere que debemos tener un reconocimiento claro de lo malas que son las cosas, sin perder la esperanza; y mantener una voluntad consciente de cambiar el mundo.
En definitiva, ¿qué nos espera en el futuro? Nos espera tener una voluntad de acción más decisiva en la restauración de los ecosistemas degradados, mejorando su biodiversidad y proporcionando mejoras en la salud y la calidad de vida de los ciudadanos.
Desde el Instituto Superior del Medio Ambiente, nos súmanos al movimiento de incentivar estrategias para fomentar la conservación de la biodiversidad en las ciudades para construir un entorno más verde, saludable y amigable; para lo cual hemos desarrollado el curso Ciudades verdes: hacia la regeneración urbana, en modalidad ON LINE. En este curso expondremos las herramientas teóricas y prácticas básicas de implementación de planes de renaturalización de las ciudades a través de los espacios verdes urbanos, periurbanos y naturales interconectados. Todo ello a través de acciones de agricultura urbana, sistemas de drenaje sostenible, muros y tejados verdes entre otros, con el fin de conseguir un urbanismo sostenible en nuestras ciudades.
Te esperamos.
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