Retomo mi presencia en la Comunidad para compartir algunas de mis banales preocupaciones de cara a la celebración del XIII Congreso Nacional de Medio Ambiente y analizar de paso las bondades y virtudes de una planificación sencilla.
Para aquellos que lo desconozcan confirmaré en primer lugar que Conama es congreso bianual y que hace tiempo se ha consolidado como la cita más relevante para el profesional del medio ambiente. En este contexto, los años pares nos ofrecen ocasión idónea para reencontrarnos con propios y extraños dentro de este particular sector del que formamos parte.
Mi amigo Sergio Martín se ríe a menudo cuando con carácter cíclico frente a esta cita le recuerdo que a Conama se llega en buena forma o no se llega. Que igual que hay Operación Bikini, la #OperaciónConama está en la agenda de muchos de los habituales del Congreso y que aunque pocos lo reconocerán, quien más quien menos hace un esfuerzo por lucir jovial y lozano aunque sólo sea por eso de que uno nunca sabe si sus enemigos estarán o no mirando y siempre es mejor sonreir de serie just in case.
Comoquiera que servidor es un fiel defensor de la planificación como herramienta para alcanzar nuestros logros y como doy bastante la lata con este asunto a nuestros alumnos cuando trabajamos en la definición de estrategias de búsqueda de empleo, hoy decido mojarme y compartir con la Comunidad ISM mi plan personal para llegar a noviembre in shape. Al fin y al cabo, buscar trabajo y tratar de bajar de peso son dos actividades excepcionalmente similares en multitud de aspectos y creo que podemos encontrar suficientes similitudes entre una y otra. Principalmente porque en ambos casos todos sabemos lo que hay que hacer aunque, por lo general, nos empeñamos en no hacerlo.
En fin, no es que me juegue mucho pero sí pretende esta ser una muestra de lo que uno puede conseguir con un mínimo de organización y control. Tres únicas premisas, válidas para este plan y para cualquier otro: los objetivos deben ser alcanzables, las acciones fácilmente ejecutables y los recursos y plazos coherentes con el propósito perseguido. Los míos, ahí van:
1. Objetivos y Metas
Tanto si buscas acercarte con éxito al mercado laboral como si pretendes bajar un par de tallas, resulta imprescindible identificar el propósito de tu plan. Establecer unas prioridades globales y tener una idea de cuál es tu meta no sólo te ayudará a centrarte en tus objetivos sino que supondrá una motivación adicional. En el caso que nos ocupa, mi objetivo es resarcirme de los excesos del verano y llegar a Conama mínimamente presentable. A efectos de cuantificación y por eso de que los objetivos deben ser medibles y las metas alcanzables, mi objetivo base es perder un total de cuatro kilos.
2. Plazos
Si uno no define unos plazos en los que alcanzar sus metas es más que previsible que tardemos poco tiempo en desistir ante una inicial ausencia de resultados. En relación a mi plan personal, el plazo está bastante claro y la principal limitación radica en cuándo empezar. Mi particular #OperaciónConama comenzó a la vuelta de vacaciones, allá por la segunda quincena de agosto.
En el entorno de la búsqueda de empleo creo que estos plazos dependen de muchos factores pero una horquilla razonable podría oscilar entre los cuatro y los ocho meses.
3. Tareas y Recursos
Nuestro plan debe asumir una serie de acciones que nos acerquen a nuestros objetivos. En el extremo del job searching estas acciones pueden implicar la asistencia a eventos, la redacción de artículos susceptibles de publicación en blogs y portales especializados o la reunión con profesionales y colegas del sector a golpe de #GreenDrinks.
Mis acciones son infinitamente más peregrinas pero también resulta necesario definirlas. Yo las he limitado a tres. Y aunque preveo ajustes en las últimas semanas, hoy por hoy son: 1) eliminación drástica de cañas, vinos y aperitivos 2) reducción del consumo de grasas y apuesta por hábitos alimenticios saludables y 3) ejercicio moderado.
A pesar de mi admiración y simpatía hacia ellos no es mi objetivo retar a los hermanos Tomás (¡qué máquinas!) ni intentar seguirle la pista a alguno de los otros muchos atletas que pululan por el sector pero he incorporado el running entre mis rutinas. Poco a poco, con objetivos a largo plazo y renovando equipo (110 euros de inversión en calzado adecuado: todo plan debe analizar sus costes y contar con un presupuesto) confío en poder coincidir con alguno de ellos por los parques de Madrid.
¿Resultados? Habrá que esperar pero seguro, seguro: la respuesta es, o será, verde.
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Nota: Entre mis pequeños logros, puedo presumir hoy de haber corrido hace escasas semanas mis primeros 10 km en carrera popular en 2016. Vale que fui el último corredor en entrar en meta -sólo por delante del equipo de la Guardia Civil encargado de velar por la seguridad vial-,pero convendrán conmigo que llegué antes que todos los que no se levantaron a disfrutar de una maravillosa mañana de domingo por tierras de La Alcarria.
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