El buque ruso “Oleg Naydenov” fue arrastrado fuera del puerto de Las Palmas después de cuatro días ardiendo para evitar que el fuego se propagara a otras naves al ser incontrolable. Fue originado en una caldera de la sala de máquinas y se hundió a las 22:25h de la noche de este martes 14 de abril de 2015, con 1400 toneladas de fuel y a sólo 28 kilómetros al sur de Maspalomas en Gran Canaria.
Una sucesión de manchas de combustible que se extiende a lo largo de seis kilómetros de longitud y dos de anchura ha tomado una deriva en dirección suroeste. El buque «Miguel de Cervantes», dependiente del Ministerio de Fomento, permanece en la zona por si fuera necesario desplegar sus sistemas anticontaminación.
Organizaciones como Greenpeace, Oceana, Ecologistas en Acción, su socio en Canarias Ben Magec y la SEO/BirdLife son críticos con lo sucedido. Sin embargo, desde la Delegación de Gobierno de Canarias le quitan importancia, aseguran que el riesgo es mínimo y que si hay vertido no llegara a la costa.
Activados los protocolos anticontaminación en Canarias, el buque se encuentra a 2400 metros de profundidad. Según Enrique Pardo, del área marina de la Confederación de Ecologistas en Acción explica que «el sentido común dice que cualquier operación se complica en mar abierto y que el control de un posible accidente es mucho menor en alta mar, por esto, la tendencia general es designar zonas de refugio como puertos o bahías para casos de buques accidentados, en lugar de llevarlo a alta mar, deberían de haber desalojado un muelle o zona aislada en el puerto por si hay mayores complicaciones”.
Teniendo en cuenta que el buque al no ser petrolero no llevaba doble casco y el incendio sufrido ya ha debilitado la estructura, todas las toneladas de fuel a una presión de más de 240 atmósferas pueden explotar en cualquier momento, expertos aseguran que el fuel saldrá, no se sabe cuándo ni cuánto, y al ser una zona donde hay corrientes profundas el siniestro tendrá un claro impacto ambiental.
Los efectos del vertido dependen del tipo de vertido, de la cantidad, de la distancia a la costa, de la época del año, de las condiciones atmosféricas, de la temperatura media del agua y de las corrientes oceánicas. Se ha de tener en cuenta que el vertido afecta tanto al suelo, el agua, el aire, la fauna y la flora.
Los hidrocarburos que consiguen disolverse en el agua se dispersan inmediatamente y pueden ser absorbidos por los organismos afectando a su fisiología, comportamiento, potencial reproductivo y supervivencia. El vertido puede llegar hasta el sedimento dando la posibilidad de persistir en esta zona durante mucho tiempo afectando a organismos del lecho marino y provocando el deterioro del hábitat. La disminución de la cantidad de alimento y los cambios en la composición del mismo pueden tener efectos sobre el tamaño de la población de peces, crustáceos, aves y mamíferos.
Estos compuestos de carbono e hidrógeno forman con el agua una capa impermeable que obstaculiza el paso de la luz solar que utiliza el fitoplancton para realizar el proceso de fotosíntesis, interfiere en el intercambio gaseoso, cubren la piel y las branquias de los animales provocándoles la muerte por asfixia, en cuanto a la piel de mamíferos marinos, se destruye el aislamiento térmico natural de los animales, y en cuanto a las aves, mueren de frio, pierden la capacidad de volar, se hunden y se ahogan.
Durante estos días, damos la “malvenida” a futuros impactos sociales y ecológicos que se producirán en aguas canarias, una de las zonas más mágicas y ricas en cuanto a biodiversidad marina que tiene el territorio español. Nunca Más.
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