La evaluación de los impactos visuales sobre el paisaje es un procedimiento, que forma parte indisociable de cualquier Estudios de Impacto Ambiental (EsIA), enfocado a la identificación y estimación de estos cambios determinando la calidad de lo que se ve y la capacidad de respuesta del paisaje al proyecto que se pretende implantar. Esto último denominado fragilidad visual como la susceptibilidad de un paisaje al cambio. Mientras que la calidad visual de un paisaje es una cualidad intrínseca del territorio, la fragilidad depende del tipo de actividad que se piensa desarrollar y de su grado de visibilidad; en principio las zonas más visibles son las más frágiles. Por ello, en paisajes rurales deben evitarse construcciones modernas que por su posición constituyen un punto dominante de atención que reste valor al carácter del paisaje.
Muchos ejemplos se podrían destacarse de la importancia de la localización, sea para muestra el caso de una nave industrial en Navajas (Castellón, España), municipio caracterizado por presentar un paisaje interurbano, caracterizado por la morfología rural y agrícola. La nave industrial está situada en un lugar en donde es visible por su volumen y ubicación desde varios puntos del municipio restándole capacidad de integración paisajística de la obra. En este caso, la construcción se comporta con un elemento focalizado que interrumpe la línea del horizonte. A su vez, la materialidad acristalada utilizada para cubrir la nave industrial busca « aminorar el impacto visual tratando de fusionarse con el fondo escénico» del entrono; pero no considerando un factor clave del paisaje la avifauna. Al recorrer el perímetro de la nave no se observa ninguna medida para proteger a las pequeñas aves contra eventuales colisiones con la nave industrial. Varios estudios indican que las grandes cristaleras de centros comerciales, edificios o naves industriales e instalaciones deportivas, así como los paneles de aislamiento del ruido que provocan los coches en las autopistas, autovías o el ferrocarril, traen aparejado la muerte de un elevado número de aves que, incapaces de verlas, chocan violentamente con ellas. Lo más normal es que estos choques produzcan grandes daños internos, provocándoles finalmente la muerte. Solo en algunos casos, las aves chocan y quedan aturdidas durante un corto periodo de tiempo, recuperándose después. Asimismo, American Bird Conservancy señala que la razón por la que el vidrio plantea una triple amenaza para las aves es que:
- El vidrio puede reflejar la vegetación o el paisaje circundante (árboles, cielo, nubes), y así atraer a las aves.
- Las macetas con grandes plantas dentro de los edificios podrían atraer a las aves.
- Si la construcción es completamente acristalada (o recubierta de vidrio) permiten que las aves vean el paisaje de la otra cara del edificio creando un efecto túnel y que mueran cuando intenten atravesarlo.
En pocas palabras, las aves chocan contra los vidrios porque no pueden verlos. Una solución es la colocación de adhesivos en los cristales representando las siluetas negras de aves como halcones, águilas, búhos u otros depredadores pueden funcionar no por su forma (que debería asustar a las pequeñas y evitar su acercamiento a las cristaleras) sino porque hacen visibles las ventanas. Adhesivos semitransparentes tipo tela de araña u otros dibujos también son recomendables. Cuanto más claro sea el color del adhesivo mejor, ya que así se verá también al amanecer y al anochecer. Otras opciones según American Bird Conservancy son:
- Cubrir las ventanas con redes o vegetación. Creará una barrera física que hará visible el cristal, pero no obstruirá la vista. Por ejemplo, mallas tipo mosquiteras.
- Eliminar la apariencia de túneles. Utilizar cortinas u otro elemento que haga una de las ventanas no visibles desde el otro lado.
- Cubrir las ventanas con cuerdas verticales. Colocar cuerdas a 10 cm entre sí y que se dejan colgar desde la parte superior de la ventana. Las cuerdas no son gruesas, por tanto no obstruyen la visión, y además, el viento las mueve, así que las aves difícilmente las pasarán por alto.
¿Qué acciones se están desarrollando para favorecer la adopción de buenas prácticas en la integración de nuevas construcciones industriales en el paisaje? Bajo estas directrices se publico en 2010 la Guía de Integración Paisajística de los Polígonos Industriales y Parques Empresariales de Cantabria (España) que busca promover infraestructuras y dotaciones de áreas productivas que cumplen con unos requisitos de calidad, con unos estándares de sostenibilidad medio ambiental y de eficiencia energética, de servicios avanzados para las empresas, además de una irrenunciable ubicación estratégica integrada en su entorno urbano y rural próximo. Como asegura Víctor Valle, del Gobierno de Cantabria, en la introducción de la guía: «Debemos de ser capaces de generar paisajes alejados de los prejuicios y el descuido de otros tiempos que relacionan la industria con el ruido, el humo y el impacto visual. Sin embargo, hoy más que nunca, hablar de industria es hablar de bienestar social y su imagen debe dar respuesta a las nuevas demandas de calidad surgidas de entornos socioeconómicos más competitivos”.
En el curso ofertado desde el Instituto Superior del Medio Ambiente, sobre Paisaje e Intervención Ambiental, que se imparte en su totalidad en modalidad ON LINE, dedicaremos – en su próxima edición – especialmente atención a la discusión de cómo construir un territorio que favorezca la integración de nuevas obras sin poner en riesgo el valor paisaje cultural y natural del paisaje. Además, veremos en detalle las herramientas para valorar la calidad visual del paisaje así como la normativa e instrumentos legales que se le aplican como las herramientas de gestión, ordenación y protección que permitan dar respuesta a la cada vez mayor demanda del mercado de profesionales con formación integral en este campo. Te esperamos
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