Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) son17 retos en los que se estructura la Agenda 2030 cuyo fin es lograr el desarrollo sostenible a nivel mundial sin dejar a nadie atrás.
Lo que se pretende con este plan de acción es erradicar la pobreza, proteger el planeta y garantizar que todas las personas del mundo, sin distinción, gocen de paz y prosperidad mediante el compromiso común y universal de todos los Estados miembros de la Naciones Unidas.
Además, no solo los Estados, sino las empresas adheridas al Pacto Mundial desde el año 2015 (cuando se aprueba la Agenda 2030 y los ODS) también deben trabajar de forma conjunta para la consecución de un desarrollo sostenible mediante, no solo la aplicación de los 10 Principios del Pacto Mundial, sino también con la puesta en marcha de acciones en apoyo de los 17 ODS.
En este sentido, está claro que los residuos suponen un importante impacto para el medio ambiente y la salud de las personas y de ahí que se hayan tenido en cuenta en la definición y desarrollo de distintos ODS. Así, el ODS 11 y el ODS 12 son los que podríamos considerar que guardan mayor relación con la generación de residuos.
- ODS 11. Ciudades y Comunidades Sostenibles, que busca lograr que las ciudades sean más inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles y que en su meta 11.6 menciona específicamente la gestión de los desechos municipales.
- ODS12. Producción y Consumo Sostenible que pretende desvincular el crecimiento económico de la degradación medioambiental, aumentando la eficiencia de recursos y promoviendo estilos de vida sostenibles. Este ODS en sus metas 12.4 y 12.5 plantea la necesidad de una reducción en la generación de los residuos y una adecuada gestión de los mismos.
Con estos objetivos, metas e indicadores establecidos para su medición y control, lo que se pretende es ahondar en la necesidad de un cambio en nuestro modelo de consumo, evitando la generación de los residuos y aquellos que inevitablemente se producen, gestionarlos adecuadamente.
En consecuencia, algunas de las actuaciones que se ponen en marcha para la consecución de estos objetivos por parte de administraciones y empresas son: la implementación de planes de gestión de residuos, la consecución de la certificación “Residuo Cero”, la aplicación de los principios de la economía circular a la gestión de los residuos, la puesta en marcha de campañas de concienciación y sensibilización para cambiar los hábitos del reciclaje y consumo, mejoras en cuanto a la eficacia de los servicios de recogida y tratamiento de residuos, iniciativas políticas públicas y mejora del marco legal en materia de gestión de residuos, etc.
En definitiva, se debe cambiar de mentalidad y entender que la gestión de residuos supone uno de los grandes desafíos tanto para el desarrollo sostenible de las ciudades como de la sociedad en sí.
Hacer frente al reto de los residuos debe ser una prioridad y la puesta en marcha de acciones que busquen la adopción de modelos de producción y consumo más responsables y sostenibles, unida a una gestión adecuada de los residuos puede ayudar mucho a reducir este problema.
María Álvarez es docente en el ISM de los cursos Gestión de Residuos Urbanos y Especialista en Gestión de Residuos
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