El día 2 de febrero se celebró el Día Mundial de los Humedales, que este año lleva por lema “Humedales y Cambio Climático”. Con ello la Convención Ramsar sobre los humedales quiere poner en valor el papel de estos ecosistemas como “amortiguadores” de los efectos adversos del Cambio Climático. Regulan el clima, son reservorios de carbono y son fundamentales para la mitigación de los efectos de desastres naturales como inundaciones o movimientos de tierra. Además, son uno de los ecosistemas más productivos que existen. A pesar de todos estos beneficios, los humedales han sido maltratados durante toda su historia y se encuentran en una situación crítica en todo el planeta.
Los humedales costeros en concreto están fuertemente amenazados por varios factores, como el urbanismo descontrolado en el litoral, la variación del régimen hídrico por la explotación de los acuíferos y los vertidos incontrolados de residuos entre otros. Son el hogar de un elevado número de especies de aves, como el Aguilucho lagunero (Circus aeruginosus), el Flamenco común (Phoenicopterus roseus) o el Martín Pescador (Alcedo atthis). Los limícolas son unos de los habitantes más habituales de los humedales costeros, que los utilizan como “estación de servicio” ya que son grandes migradores, y también en primavera para reproducirse.
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Una de estas pequeñas aves que corretean en los humedales es el Chorlitejo patinegro (Charadrius alexandrinus), un ave que cada vez se encuentra más amenazada por la mala gestión de la vegetación en la costa, el turismo masivo y un gran problema al que a veces no prestamos atención, el ataque y las molestias que producen los perros sueltos, sobre todo en época de anidamiento. Sus poblaciones en algunos lugares han descendido hasta un 70%.
Las mascotas pueden tener un grave impacto en las poblaciones de limícolas que utilizan los humedales costeros para descansar. Fuente: Plataforma Aves Playeras
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Fomentar el turismo ornitológico para dar más valor si cabe a estos lugares y realizar estudios, como censos específicos de poblaciones de Chorlitejo patinegro y otras especies en peligro como la Cerceta pardilla o la Malvasía cabeciblanca y el uso de la educación ambiental pueden ser un buen plan para dar a conocer el valor de los humedales costeros y ayudar a su conservación y regeneración.
El ecoturismo en un gran valor que puede contribuir a la conservación de los humedales costeros.
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