Tradicionalmente los Espacios Protegidos siempre han sido asociados por una “mancha inmóvil” de color verde sobre el plano de una provincia o de una autonomía o país, pero, ¿realmente sabemos las implicaciones y la influencia que produce un Espacio Protegido en una especie? ¿Debe ser un espacio protegido algo estático? ¿Sus límites deben ser inamovibles?
Veamos una serie de reflexiones imprescindibles para una correcta gestión de los espacios naturales, protegidos o no.
Pongamos un caso práctico para entender que los Espacios Protegidos han de ser algo dinámico, que evolucione, al igual que evoluciona la Naturaleza o el propio Ser Humano.
El Águila imperial ibérica (Aquila adalberti) es una rapaz endémica de la península Ibérica, siendo la rapaz más amenazada de Europa. Habita las sierras y montes del Suroeste y Centro peninsular. Afortunadamente ha sido una de las especies que más rápido y mejor se han recuperado de las que ostentan la pesada etiqueta de “En peligro de extinción”.
Su población prácticamente se ha cuadruplicado en apenas 20 años, pasando de algo más de 150 parejas a final del Siglo pasado a casi 500 parejas nidificantes en 2015, aun así lo reducida de su distribución y la dependencia del conejo silvestre en su alimentación, no da motivo de reducir su grado de protección.
Como es lógico su distribución era motivo de protección del espacio donde habitaba, dada su escasez y como es también lógico de imaginar, la población al expandirse “se ha salido de la mancha verde”, es decir, ya encontramos un número considerable de parejas fuera de espacio protegido, con los consiguientes problemas asociados a ello: molestias, venenos, electrocuciones, etc. Este último de los factores de mortalidad, la electrocución en tendidos eléctricos, es uno de los mayores problemas de conservación de aves a nivel nacional.
La actual normativa sobre tendidos eléctricos hace una clara diferencia entre espacios protegidos y no protegidos, siendo de aplicación de medidas anti-colisión y anti-electrocución en espacios protegidos de forma obligada y no fuera de ellos, algo que no presenta mucha coherencia para un grupo faunístico que hace grandes desplazamientos, por ellos existe un movimiento conservacionista: www.sostendidos.com que presiona para modificar esa legislación obsoleta.
El problema no solo debe atajar la conservación y protección de las parejas nidificantes, sino también de los ejemplares juveniles en dispersión, que suelen utilizar áreas agrícolas con abundancia de conejo, repletas de peligros, así como una fracción muy importante de los cazaderos de parejas que nidifican en un Espacio Protegido, por ejemplo parejas de Águila imperial nidifican en Sierras que suelen ser Espacio Protegido pero cazan muchas de ellas en campiñas agrícolas no protegidas en su mayoría.
Es por tanto necesario tener herramientas de gestión de Espacios Naturales para poder reaccionar en la conservación no solo del espacio, sino también de las especies.
Si te interesa esta temática y quieres seguir aprendiendo el Instituto Superior del Medio Ambiente desarrolla los cursos Gestión de Espacios Protegidos y Especialista en Protección y Gestión de Espacios Naturales.
Deja tu comentario