Hace un año exactamente que me lancé a crear mi propia consultoría ambiental, con la ilusión de que esta aventura dure muchos años más.
Aunque me siento más cómoda hablando de temas técnicos, he decidido escribir este post por si puede servir a aquellos que se estén planteando dar el primer paso en un negocio. A continuación expongo varios consejos basados en mi propia experiencia.
1) Conoce otros emprendedores
He asistido a cursos y encuentros de emprendedores, tanto específicos del sector ambiental como generales. Las ventajas son varias, por una parte puedes conocer futuros clientes, y pueden surgir sinergias con las que no contabas, y por otra y no menos importante, la ilusión de una persona que se encuentra en las primeras fases de su negocio es contagiosa, y muy necesaria cuando te encuentras solo o te surgen dudas.
2) Busca el apoyo de tus amigos y conocidos
No habrá nadie que confíe tanto en tu negocio y quiera verlo prosperar como una persona que te conozca y aprecie tu forma de trabajar. Del mismo modo, no habrá nadie en quien confíes tanto a la hora de pedir consejo, información o colaboración en proyectos conjuntos. Así que haz que todos tus conocidos se enteren de lo que tienes entre manos, pues ellos serán tu mejor publicidad.
3) Busca el apoyo de instituciones y profesionales orientados a emprendedores
Por lo general, en la Universidad y cursos posteriores nos formamos como técnicos de medio ambiente, pero desconocemos temas como planes de comunicación, gestión de proyectos, facturación, formas jurídicas, subvenciones… las comunidades autónomas y algunos ayuntamientos grandes cuentan con iniciativas de apoyo al emprendedor en el que te pueden asesorar de forma gratuita. En mi caso, en el centro de empresas de mi municipio, de carácter público, me proporcionaron asesoramiento y formación gratuito de alta calidad. Y si necesitas ayuda en temas específicos o más profundos, existen empresas y profesionales que dan formación específica para emprendedores.
4) Estudia tus posibilidades de financiación
Aunque los coach de emprendedores y los expertos en optimismo nos quieran hacer creer que no hace falta dinero para iniciar un negocio, la realidad es, que aunque la inversión inicial no sea muy alta, como fue en mi caso, transcurrirá un tiempo hasta que los trabajos y el dinero comiencen a llegar, por lo que es necesario echar cuentas de los ahorros de los que se dispone y buscar otras fuentes de financiación por si acaso.
Una posibilidad es la capitalización del paro, aunque antes de solicitarlo, os recomiendo que os informéis detalladamente en vuestra oficina del SEPE, en la web del SEPE e incluso recurrir a la oficina principal de la provincia en la que se resuelven los trámites de capitalización. Es importante conocer exactamente los trámites a realizar, el porcentaje que se puede capitalizar, y los conceptos que se aceptan como capitalizables, para no llevarse sorpresas desagradables.
Por supuesto que existen otras formas de financiación privada, algunas de ellas a intereses aceptables, que se pueden barajar.
5) Realiza una planificación
Elaborar un Plan de Empresa es un buen punto de partida para lanzarse o no a realizar una actividad. Al plasmar en un papel tu idea de forma organizada, deja de ser una idea para transformarse en un proyecto concreto. Ese ejercicio te obliga a realizar una profunda reflexión de a dónde quieres llegar y cómo vas a actuar para lograrlo.
Por otra parte, toda planificación debe llevar un cronograma de actividades. Cronograma que seguramente te tocará rehacer muchas veces, pues el tiempo se escapa y siempre aparecen nuevas tareas que hacer con las que no contabas, se van acumulando… Mirando mi planificación temporal de hace un año, me doy cuenta de lo optimista que era.
6) Mantente actualizado
Es imprescindible estar atento a las novedades técnicas, legislativas y administrativas que se producen. Con ello se pueden detectar nuevas oportunidades de negocio, y a su vez te servirá para reforzar la impresión de profesionalidad en tu labor comercial.
7) Y que pasa si fracasas
Todos los que inician algo son conscientes de que puede fracasar (si tienen dos dedos de frente), la cuestión es que este miedo no te frene, si tienes una buena idea y sientes que es el momento de intentarlo.
Mi forma de afrontarlo ha sido analizar las posibles pérdidas y ganancias. Para ello antes de iniciar la actividad realicé el siguiente ejercicio. Analizar lo que podía perder, cuantificarlo en tiempo y dinero, y poner un límite de lo que estaría dispuesta a perder antes de tirar la toalla sin que me causase un gran perjuicio. Y por el contrario, analicé también lo que podía ganar, tanto a nivel técnico, como personal y por supuesto económico.
Finalmente concluí que el riesgo era asumible y sentía que este era el mejor momento para intentarlo. Transcurrido un año, me alegro de haber tomado esta decisión , pues a día de hoy he ganado en todos los sentidos.
Es muy sensato todo lo que dices, pero lo más importante es, probablemente, lo que dices al final sobre no tener miedo al fracaso. Lo que nos atenaza y nos detiene es, casi siempre, el miedo. Tenemos mucho miedo a muchas cosas. Y no se trata de confundir valor con insensatez, o cuando se reemplaza el arrojo con la desesperación. Ese no es tu caso.
Mucha suerte y mucho ánimo. Lo difícil es empezar y tú ya lo has logrado.