No es un asunto menor lo que sucede en Estercuel (Teruel); es la lucha de un pueblo de tan solo 210 habitantes para salvar su última montaña. Por primera vez en 80 años, los jóvenes y la junta vecinal de Estercuel, un municipio de tradición minera, protestan contra una mina a cielo abierto por los daños a su paisaje local.
En Estercuel hay un gigantesco cráter de una mina de cielo abierto con una profundidad de más de cien metros. La mayor parte del paisaje está desfigurado por la minería; el agujero en el suelo es de una explotación de carbón de Endesa ya cerrada, pero de la carretera del pueblo no paran de salir camiones cargados de arcilla extraída de la peña Santana, una montaña contigua que está siendo ahora mismo desmontada. Los jóvenes del pueblo lo llaman “Mordor”, como la tenebrosa región de El Señor de los anillos. Sin embargo, nunca los habitantes alzaron la voz por el daño al entorno.
La minería a cielo abierto es una actividad industrial que históricamente ha contribuido al desarrollo económico de la sociedad al aportar minerales y rocas. Pero cuidado, actualmente la superficie que ocupan las explotaciones mineras en España y en el mundo está aumentando rápidamente (por ejemplo, en Honduras, Colombia, etc.).
Este tipo de explotación minería genera cambios severos en el paisaje, el suelo, la vegetación y la fauna. Muchos de estos impactos alteran considerablemente el entorno. Esto suscita, como en Estercuel, un fuerte rechazo social. Los paisajes no son simples espacios sin contenido, detrás de cada paisaje existe una historia, unos valores individuales y colectivos. El reconocimiento de la importancia y responsabilidad por el paisaje ejercido por los jóvenes y los vecinos de Estercuel es un aliciente para seguir evitando los problemas actuales que incrementan su deterioro en virtud que se pueda construir un paisaje diferente que no hipoteque el futuro por medio de “destrozar el paisaje por un retorno económico y de empleo ínfimo”.
En la consecución de los objetivos del Convenio Europeo de Paisaje, ratificado por España, la participación de la sociedad es clave para una buena gobernanza del paisaje. La identidad de los paisajes está desapareciendo, poco a poco, los rasgos definitorios del paisaje se pierden y se tiende a una homogenización. Es prioritario estimular el compromiso de las entidades públicas y privadas que sus intervenciones en el paisaje sean respetuosas con las aspiraciones de las poblaciones locales. Por cuanto, sus actuaciones que influyen directamente en la calidad de vida de las personas y éstas tienen mucho que decir sobre su paisaje.
También es cierto que es imposible considerar que por medio de la participación o limitar la explotación del territorio sea la única cura a la pérdida del paisaje; por eso, se deben buscar soluciones que permitan conciliar la explotación minera, la regeneración de los ecosistemas en comunión con la negociación y aceptación social de las acciones adoptadas.
La rehabilitación del paisaje
Para recuperar ecosistemas degradados por la actividad minera se pueden aplicar técnicas de restauración ecológica. El cual, es un proceso complejo que necesita esfuerzo y tiempo para recuperar adecuadamente un ecosistema. Al tiempo, que se requiere de bastante conocimiento científico sobre el funcionamiento del ecosistema a recuperar. Cuanto más complejo sea el ecosistema más complicado es el proceso de restauración. Por esto, las restauraciones de minas a cielo abierto emprenden muchas veces proyectos de rehabilitación del paisaje. Es decir, intervenciones que buscan estabilizar el terrero e implantar vegetación que integre con el paisaje del entorno. Aunque no se recuperen las especies de plantas y animales que formaban parte del ecosistema original.
Algunos ejemplos de proyectos de rehabilitación del paisaje destacables son:
El caso de la mina de hierro a cielo abierto del municipio de Penagos (Cantabria) en donde se ejecuto un proyecto de rehabilitación ambiental para transformarla en un gran parque zoológico que fue inaugurado en 1990, y se llama “Parque de la Naturaleza de Cabárceno”
Otro caso exitoso es el proyecto de restauración realizado en la ciudad de Toronto “Don Valley Brick Works Park”. Actualmente, uno de los parques públicos más valorados de la ciudad por sus hábitats naturales que dan soporte a diversidad especies. Este parque nace de un proyecto de restauración de una cantera que estuvo en explotación desde 1889 hasta 1989, y que dedicaba a la fabricación de ladrillos.
Como se aprecia en la fotografía el cambio es significativo, y el esfuerzo y objetivo del proyecto original fue implantar vegetación para recuperar el aspecto natural existente antes de la degradación por la actividad productiva de la cantera.
Como contrapunto, el proyecto “Restauración Paisajística del Vertedero de Residuos de la Valld’en Joan” en Garraf (Barcelona) realizado por los arquitectos Batlle i Roig. Jorge Santiago Rivas Quevedo, sobre un antiguo vertedero de residuos de la ciudad.
Gracias al proyecto paisajístico, se lograron rehabilitar 85 hectáreas de concavidad natural para convertirse en un parque público; destacando en la intervención una serie de muros de gaviones rellenos de residuos reciclados o tierra vegetal, que recuerdan el anterior uso del emplazamiento.
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Fuente
Josu G. Alday y Carolina Martínez Ruiz. Por qué las minas a cielo abierto se restauran a medias y por qué es necesario hacerlo bien (theconversation.com)
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