La emergencia climática es un problema que quizás ha quedado aparcado el pasado año debido a la situación vivida con la pandemia por el Covid-19. Pero es una realidad que nos toca volver a traer a la primera línea de nuestro compromiso sostenible. Tanto para el presente como para el futuro próximo, en el mundo de los viajes. Debemos poner el foco y comenzar a trabajar para incrementar nuestros compromisos de lucha contra el cambio climático, así como de adaptación en el turismo, desde todos los ámbitos implicados: destinos, sector turístico, viajeros y comunidades locales de los destinos.
Afortunadamente, ya existen muchas iniciativas de lucha contra el cambio climático en algunos destinos españoles. También de pequeñas empresas del sector turístico, que a su vez implican a la población local, así como a los viajeros que los visitan. Los que nos visitan, son una pieza clave en esta apuesta por reducir las emisiones de carbono en los viajes, y a la vez se hace clave el contribuir desde el turismo sostenible a incrementar su concienciación en la lucha contra el cambio climático también en su día a día.
Pero todos estos esfuerzos deben verse reforzados por el compromiso e implicación de la infraestructura turística y sector privado local. Un destino que desee adquirir compromisos de mitigación y neutralidad de emisiones de cara un futuro le es imposible hacerlo si no es de la mano de las empresas turísticas del mismo. Y por tanto, será imposible sin su implicación contribuir a los objetivos de reducción y adaptación ni de su actividad ni del destino donde operan.
Es por esto y por otros motivos – como oportunidad para las pequeñas empresas turísticas de ser más competitivas- que es crucial el trabajar con la cadena de valor de la actividad turística sostenible. Que ayude a proponer experiencias de viajes descarbonizadas a aquellos viajeros que deseen viajar de una manera más amigable con el Planeta.
Hasta ahora, se ha trabajado especialmente en estos destinos en acciones de mitigación y adaptación del propio destino. Pero no tanto con la cadena de valor, que destacábamos tan importante. Existen pocas inicitivas y herramientas que se estén volcando en informar, formar y acompañar a en la mayoría de los casos, pequeñas empresas turísticas locales. Muchas de ellas con pocos conocimientos y posibilidades prácticas de reducción de sus emisiones, por lo que necesitan mayor apoyo desde los destinos para cumplir ese objetivo común.
Mientras no se complementen todos los esfuerzos y proyectos a futuro planteados en los territorios y destinos con un trabajo específico en reducción y adaptación de las actividades y empresas turísticas, la reducción de emisiones e incluso la neutralidad del turismo se contempla imposible.
Debemos “enverdecer” la cadena de valor del turismo no sólo en otros aspectos de sostenibilidad, sino especialmente en cómo reducir la huella ecológica y de carbono de esta y así poder realmente ofrecer un turismo amigable con el clima.
Susana Conde, docente del curso Turismo y Cambio Climático: Mitigación y Adaptación es consultora senior y formadora en turismo sostenible y Cambio Climático.
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