Los seres humanos en las actividades que desarrollamos en nuestra vida, generamos materiales que caen en desuso por diversas razones, cuando estos materiales son desechados, lo denominamos residuo.
Un residuo no siempre es un desecho que destruir, a veces, es posible recuperarlo. Si hay un material que a mí hoy no me sirve y quiero desechar, esto no quiere decir que ya no tenga valor, siendo muy probable que pueda tener diferentes usos y aplicaciones en el mercado. En este sentido, decimos que valorizar los residuos implica optimizar sus características mediante procesos de reutilización, recuperación, reciclado y/o valorización energética. Siempre sin perder el objetivo primario de la jerarquía de residuos, “el mejor residuo es el que no se genera”, la prevención de residuos como alma mater.
¿En qué situación se encuentra la denominada “economía circular”?
En los últimos años, el concepto “economía circular” ha cambiado de forma significativa, y especialmente en el sector residuos.
Hasta hace pocos años la gestión de residuos tenía como objetivo principal el cumplimiento de normativa vigente, la pirámide jerárquica en la gestión de residuos, y la adecuación a las estrategias europeas; sin embargo en los últimos años el término economía circular ha cambiado no solo para las administraciones públicas sino para las empresas privadas preocupándose cada día más, no solo de cumplir la normativa vigente, sino por fabricar sus productos o utilizar materias primas con materiales reciclables y/o reutilizables en el mayor porcentaje posible, y posteriormente garantizando que sus residuos sean sometidos a técnicas de tratamiento que permitan su reincorporación al sistema productivo de mercado, es decir, la aplicación de técnica de economía circular del residuo.
¿Por qué esta “obsesión” repentina de las empresas por la economía circular del residuo?
Podemos afirmar que el furor por la “economía circular” ha tenido su nacimiento en el incremento exponencial de la repercusión en los medios de comunicación, de las acciones que se desarrollan en la sociedad para la mejora de la protección del medio ambiente. Hemos pasado de que hasta hace apenas 6-8 años, para escuchar una noticia “positiva” de acción sobre el medio ambiente tenías que esperar a la emisión semanal del programa televisivo “El escarabajo verde”, a que en la actualidad, acciones de promueven la economía circular abran el Telediario, y sean portada de periódicos de tirada nacional, no una vez, sino de forma sistemática a lo largo del año. Hablamos de acciones tales como las campañas de voluntariado para la limpieza de playas o de retirada de residuos abandonados en la naturaleza, las pruebas deportivas benéficas para financiar proyectos de protección ambiental, la multitud de iniciativas sociales en el día mundial del medio ambiente, o la construcción de una catedral con residuos por nuestro queridísimo Justo Gallego.
Todo lo anterior, viene refrendado por la tendencia exponencial de la comunidad de “influencers” en dar visibilidad a acciones que mejoran el medio ambiente como pueden ser: consejos para mejorar el reciclaje de residuos, la utilización o compra de ropa usada en buen estado como en el caso de las tiendas de Humana, o la promoción de beber agua del grifo minimizando en la generación de residuos de plástico.
Por último, hay que destacar que tanto las administraciones, como las entidades, asociaciones e instituciones del sector ambiental han sabido detectar este “tirón” mediático aprovechando para defender y evidenciar la necesidad de mejorar la concienciación ambiental de las empresas, administración, y de la sociedad en general, con una clara búsqueda por incrementar la protección ambiental de nuestro entorno actual y futuro, minimizando el comúnmente llamado “efecto invernadero”.
Teniendo en cuenta todo lo anterior, parece un motivo suficiente para que las empresas e instituciones estén incluyendo dentro de las estrategias de venta y crecimiento la aplicación de “técnicas de economía circular”. A través de la experiencia personal podría garantizar que la preocupación de las empresas por la mejora en la reciclabilidad de sus productos o materias primas y de la circularidad de sus residuos repercute de forma exponencial en la mejora de su imagen corporativa, la de sus empleados, productos y/o servicios, y esto se ve reflejado tanto en la confianza de los inversores como en las ventas al consumidor final.
En el curso de Valorización de Residuos, tratamos de ver las diferentes vías de valorización que se pueden dar a los residuos, sacando todo el potencial que éstos puedan tener bien sea por una valorización material o energética.
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