Greenpeace busca poner el foco en aquellos espacios que aún quedan sin urbanizar de la costa, los que aún no están protegidos y que podrían ser los emplazamientos donde la construcción, tanto de viviendas como de infraestructuras, se pudieran cebar en un futuro. Pues lo que sí parece que continúa es el ansia por construir en la primera línea de playa.
Este documento es una foto de partida para los próximos años ya que ha habido una política de declaración de espacios protegidos desigual. Unos más rigurosos y gestionados que otros. Gracias a estos espacios protegidos se ha salvado una importante parte de la costa y esos espacios hay que mantenerlos y poner todos los esfuerzos en proteger los espacios limítrofes o protegidos con menos rigor porque son los que están con mayor riesgo. Hay que mantener el medio natural para las generaciones futuras pero también para amortiguar los impactos del cambio climático que afectan a nuestro litoral como la subida del nivel del mar con la consecuente desaparición de playas y erosión en acantilados, riego de inundación en ramblas y zonas de cota baja como los estuarios. Y el consecuente impacto en los presupuestos generales del estado y de cada Comunidad Autónoma y municipios ribereños para restaurar playas temporal tras temporal de invierno o asegurar los bienes artificiales de la costa. Mantener un litoral sano y libre de ocupaciones en zonas más vulnerables a estos impactos significa para las personas que viven en la ribera del mar. La historia en nuestro país ya está escrita.
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Este documento es una foto de partida para los próximos años ya que ha habido una política de declaración de espacios protegidos desigual. Unos más rigurosos y gestionados que otros. Gracias a estos espacios protegidos se ha salvado una importante parte de la costa y esos espacios hay que mantenerlos y poner todos los esfuerzos en proteger los espacios limítrofes o protegidos con menos rigor porque son los que están con mayor riesgo. Hay que mantener el medio natural para las generaciones futuras pero también para amortiguar los impactos del cambio climático que afectan a nuestro litoral como la subida del nivel del mar con la consecuente desaparición de playas y erosión en acantilados, riego de inundación en ramblas y zonas de cota baja como los estuarios. Y el consecuente impacto en los presupuestos generales del estado y de cada Comunidad Autónoma y municipios ribereños para restaurar playas temporal tras temporal de invierno o asegurar los bienes artificiales de la costa. Mantener un litoral sano y libre de ocupaciones en zonas más vulnerables a estos impactos significa para las personas que viven en la ribera del mar. La historia en nuestro país ya está escrita.