La cuestión alimentaria siempre será fundamental, como elemento vital para la actividad humana. En esta nuestra región mediterránea dónde los recursos naturales se encuentran sometidos a los dictados del clima y de la presión demográfica, la producción agraria tiene que responder cada vez más a unos requisitos de calidad que la sociedad –en busca de un sentido de responsabilidad– reivindica a través de unas pautas de consumo cambiantes así como de nuevas expectativas en cuanto a su alimentación.
A fin de salvaguardar la salud tanto de la raza humana como del planeta, la producción alimentaria deberá esforzarse cada vez más por dar respuesta a la doble exigencia de inocuidad de los alimentos y de sostenibilidad ambiental. La región mediterránea, cuya historia siempre estuvo marcada por el desafío de la alimentación y el comercio de alimentos, no es ninguna excepción a esta tendencia general.
Mediante el acercamiento a las gentes y la tierra, la Dieta Mediterránea pone de manifiesto que la cuestión alimentaria debe analizarse «desde el paisaje hasta la mesa», como queda dicho en este informe de Terramed, es decir, examinando todas y cada una de las dinámicas –política, social, cultural, económica y legal– de este extenso ámbito.