Después de más de 130 años de existencia, el 1 de septiembre de 2012, en virtud de la Directiva Ecodesign 2009/125/CE, quedaba prohibido fabricar en la Unión Europea luminarias incandescentes. Previamente, ya se había procedido a la retirada de las bombillas tradicionales de más de 100 vatios (2009), al fin de la venta de las de 75 vatios (2010) y a las de 60 vatios (2011).
Era el apagón de una bombilla que, con una vida útil que oscilaba entre las 750 y las 1.000 horas, presentaba un importe de consumo eléctrico en un año que fácilmente podía rondar los 55 euros (apenas convertía el 2,6% de la energía que consumía en luz visible). Llegaban así las bombillas más eficientes en sus más diversas modalidades: fluorescentes y LED. En los últimos años las bombillas halógenas, si bien no se pueden considerar como tal “eficientes”, han mejorado mucho su tecnología y ofrecen buenas prestaciones.
Compartimos esta guía de Twenergy que nos ayuda a decidir entre las distintas modalidades existentes en función de nuestras necesidades.