La imagen de una España atrapada en la sequía se ha vuelto cada vez más habitual. Sin embargo, este fenómeno no debería traducirse siempre en los problemas de escasez de recursos que sufrimos. La mala gestión y la sobreexplotación del agua son la cara oculta de sequías cada vez más extremas que recrudecen aún más la grave desertificación que afecta ya al 20% de nuestro territorio. El informe de WWF, “Crónica de una sequía anunciada”, recuerda que las sequías no se resuelven en verano y alerta de mayores impactos si no se apuesta por una política hidrológica más sostenible y estratégica.
WWF recuerda que la falta de agua no es la principal responsable de los efectos negativos de las sequías. Los datos muestran que las cuencas que más problemas ligados a la sequía padecen se corresponden con las zonas que tienen mayores índices de sobreexplotación del agua, una realidad que se agravó especialmente durante la gran sequía del año 2017.