Se estima que en 2050, el 68% de la población mundial vivirá en ciudades. En numerosas ocasiones, al crecer dichos núcleos urbanos, no se tiene en cuenta el papel de los espacios verdes en la planificación urbanística.
Además, la presión demográfica puede dañar los bosques, los paisajes y toda la biodiversidad que depende de estos espacios.
Esto puede acarrear una serie de consecuencias:
- Ambientales: los paisajes están fragmentados y los hábitats se pierden; las comunidades se vuelven más vulnerables a las condiciones climáticas extremas.
- Económicas: aumentan la pobreza urbana, la desigualdad económica y la inseguridad alimentaria; disminuye la disponibilidad de los recursos, escasean los suministros y se elevan los costos.
- Sociales y culturales: la gente se desconecta de la naturaleza; disminuye el acceso al agua, a condiciones de higiene y sanitarias para los pobres; disminuye la actividad física, produciendo un aumento en padecimientos diversos.
Esta herramienta es un llamamiento a la acción para lograr unas ciudades más inclusivas, resilientes y sostenibles.
¿Quieres conocer las razones por las que fomentar el desarrollo de los bosques urbanos?
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