El paisaje, es la escala a la cual se hacen más palpables los cambios que el medioambiente sufre como consecuencia del cambio climático, y todo ello con independencia de la posición geográfica; desde los países más pobres a los más industrializados.
De ahí que la gestión de los paisajes sea uno de los más importantes retos de cara al futuro a escala local, nacional e internacional. Su consecución requiere esfuerzos mancomunados y apoyos de cooperación por parte de las esferas institucionales públicas y privadas y, así como, de la población en su conjunto que incide de forma directa e indirectamente sobre el territorio.
Para garantizar el éxito en la gestión del paisaje, se ha considerado imprescindible “… reconocer la importancia de la escala del paisaje para las estrategias de conservación de la biodiversidad, complementando a las estrategias utilizadas para una determinada especie o paisaje … “ (Informe Dobris).
Atauri y de Lucio (2001) nos indican que el funcionamiento del paisaje debe ser considerado como el criterio fundamental en el diseño de políticas de conservación de la naturaleza, las cuales pretenden el mantenimiento de los procesos globales. El paisaje es la escala adecuada para el manejo de los ecosistemas ya que a esta escala se realizan las decisiones de gestión (Franklin, 1993) y la escala paisajística puede revelar patrones no aparentes a otras escalas y permite el uso de una base científica en el planeamiento urbanístico (Farina 2000).
Pero también es importante, por cuanto, es la escala a la cual las personas perciben e interactúan con el territorio. Urzainki (1999) pone el acento en el concepto de unidad territorial, en la que se desarrolla la vida día a día, y de cuyas características depende en mayor medida la percepción del grado de calidad de vida habitual y colectiva. De donde se obtiene la representación y experiencia más inmediata del mundo exterior y probablemente se extrae una primera escala de valores que se aplica a otro tipo de paisajes, situaciones y niveles jerárquicos del territorio (Ormaetxea, 1995; Antrop, 1997).
Este hecho sugiere contar con herramientas metodológicas que permitan una mejor gestión del paisaje, integrando la apreciación por parte de la población y el enfoque técnico de la planificación, con objeto de avanzar hacia las cuotas necesarias de sustentabilidad del territorio. En este escenario, la Asociación Técnica de Ecología del Paisaje y Seguimiento Ambiental (ECOPÁS), a finales de 2010, publicó el libro “Estudios de paisaje: ámbitos de estudio y aplicaciones prácticas”, con objeto de contribuir a la gestión del paisaje con experiencias reales y ayudar a “… las variadas dificultades a las que se enfrenta los técnicos que desempeñan labores relacionadas con la interpretación y valoración del paisaje, en escenarios de los que participan tantas disciplinas y del que ninguna quiere, o puede, dejar de formar parte”.
Gonzalo de la Fuente colabora con el Instituto Superior del Medio Ambiente como docente del curso: Paisaje e intervención ambiental
Deja tu comentario