Que multitud de empresas y corporaciones internacionales se ven afectadas por el estado de conservación de la Biodiversidad es algo que empieza a estar claro en las mentes de miles de empresarios a lo largo y ancho del planeta. Ejemplos paradigmáticos de empresas que dependen de ello son las incluidas en los sectores turístico, farmacéutico o alimentario.
Que otras, y no pocas compañías tienen claro que sus potenciales inversores y accionistas se ven influenciados por cómo estas gestionan los efectos de sus actividades sobre la Biodiversidad, es también evidente a juzgar por el esfuerzo que numerosas empresas del sector energético y minero realizan desde hace ya más de una década.
Ahora bien, y atendiendo a los resultados de todas las publicaciones científicas relativas al estado de conservación de la Biodiversidad a nivel global, parece claro que una simple inversión en la mejora de unas pocas especies de fauna y flora emblemáticas no basta para que estas acciones tengan un efecto significativo.
Si a esta ecuación de empresa y biodiversidad añadimos el hecho de que las Administraciones Públicas, por sí solas, no parecen capaces de parar el deterioro de la Biodiversidad, la conclusión parece evidente: sin la inclusión de todos los sectores empresariales y la coordinación de sus acciones con las políticas de conservación generadas por los Organismos Públicos, no se conseguirá una adecuada conservación de la Biodiversidad.
Reflejo de ello son las múltiples iniciativas que están surgiendo desde hace pocos años en diferentes países, especialmente del entorno europeo y sudamericano, y siempre al amparo de las bases establecidas por el Convenio de Diversidad Biológica.
Por ser una de las primeras en ponerse en marcha allá por el año 2007, destaca entre todas ellas la iniciativa «The Economics of Ecosistems and Biodiversity» (TEEB), fundada por la Comisión Europea, Alemania, Reino Unido, Noruega, Holanda y Suecia, y llevada a cabo a través del Programa de Medio Ambiente de Naciones Unidas (PNUMA). Se trata de una iniciativa global que trata de llamar la atención sobre el potencial económicos que posee la Biodiversidad incluyendo el coste creciente de su deterioro. Gracias a estudios como este se empieza a tener claro que a pesar de que proteger la biodiversidad es caro, este coste es mucho menor que el precio que las generaciones futuras tendrán que pagar si la biodiversidad sigue degradándose al ritmo actual.
Otras iniciativas de carácter internacional son por ejemplo las que llevan a cabo la propia CBD (Global Platform on Business and Biodiversity), la Unión Europea (EU Business @ Biodiversity Platform) o la UICN (Busines & Biodiversity Programme), esta última con un reconocido prestigio en la protección y conservación de la Biodiversidad.
Ya en territorio español, la Iniciativa Española Empresa y Biodiversidad (IEEB), iniciada en 2013 por la Fundación Biodiversidad e inspirada en el programa alemán Biodiversity in Good Company, promueve el Pacto por la Biodiversidad, el cual cuenta ya con 15 empresas firmantes, todas ellas incluidas en el grupo del Ibex 35.
De manera previa a la anterior iniciativa comentada, la Fundación Global Nature ha estado trabajando desde 2010 en la generación de iniciativas que integren los conceptos de Empresa y Biodiversidad, como socio del proyecto LIFE + 2010 Campaña Europea Empresas y Biodiversidad. Contó con una participación destacada en el CONAMA 2012 a través del Grupo de Trabajo denominado “El papel de las empresas en la conservación de la biodiversidad”.
Incluso algunas ONGs, tradicionalmente opuestas a que las empresas se inmiscuyan en un concepto tan técnico y con un fuerte componente ético como es la conservación de la flora, la fauna o los espacios naturales, han empezado a desarrollar estrategias que promulgan acuerdos de colaboración con empresas. Desde hace ya tiempo WWF o SEO/Birdlife cuentan con programas que lo ejemplifican.
Todo este movimiento es sin duda reflejo de la existencia de un hecho relevante para un cambio de tendencia: las oportunidades que la conservación de la biodiversidad proporciona a las empresas superan sin duda al riesgo que supone dedicar fondos para su mejora, aunque a primera vista pueda parecer una inversión sin beneficios concretos. Por tanto pequeña, mediana y gran empresa han de implicarse en la protección de la Biodiversidad, y para ello han de desarrollar estrategias y planes de acción que les ayuden a enfocar adecuadamente sus acciones.
Con este fin y de manera paralela a las iniciativas comentadas anteriormente, están surgiendo herramientas que las empresas pueden usar para mejorar su gestión interna en lo que respecta a la protección de la Biodiversidad, tales como estudios de casos o guías metodológicas.
En palabras de Pavan Sukhdev, economista de relevancia internacional que aboga por un cambio en la forma de gestionar los recursos naturales, “es preciso implicar en este cambio al mundo empresarial como administrador planetario, y no como un agente neutral que está aprovechándose de los recursos mundiales y provocando su agotamiento”.
¿Están realmente las empresas españolas preparadas para ello?
El día 20 de Mayo el Instituto Superior del Medio Ambiente y la Fundación Global Nature celebrarán un Taller de Empresa y Biodiversidad sobre las acciones puestas en marcha en este sentido y que habilitará a los asistentes a desarrollar su propia Estrategia de Biodiversidad en la política empresarial de una compañía.
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