Abordar un Plan de Movilidad Urbana Sostenible supone seguir una serie de fases que parten del diagnóstico de la situación presente hasta la propuesta de una serie de medidas que nos permitan alcanzar objetivos marcados, realizando un seguimiento adecuado de las mismas.
Uno de los problemas principales con los que nos podemos encontrar a la hora de hacer un plan es el hecho de plantear medidas que sean realistas y viables, especialmente en términos económicos. Generalmente al pensar en términos de movilidad sostenible pensamos inmediatamente en medidas como el fomento de modos de movilidad sostenibles, como la bicicleta, en la mejora del transporte público o en el fomento de viajes compartidos, medidas, algunas de ellas, que necesitan una importante inversión económica. Pero, sin embargo, no identificábamos de forma tan directa otras alternativas, como las medidas de gestión, entre las que se encuentra el teletrabajo, que, a diferencia de otras soluciones, requieren inversiones moderadas y pueden realizarse, por parte de las empresas, de forma autónoma e inmediata.
Con la regulación del teletrabajo, las empresas deben afrontar ciertas inversiones para dotar de equipamientos y conexiones a los trabajadores, pero no son inversiones comparables a otras medidas de movilidad como las que exigen realizar una obra civil o plantean la renovación de flota de vehículos de empresa, por poner dos ejemplos. Tampoco requieren la coordinación con los organismos competentes o con las administraciones, como si exigen medidas como la creación de un carril bici de conexión o la negociación de las frecuencias de paso o cambios de itinerario del transporte público. Como se ha demostrado a raíz de crisis sanitaria, su puesta en marcha es posible (casi) de forma inmediata, por su reducido coste y la autonomía de la medida.
Bien es cierto que probablemente, cuando superemos el impacto de la pandemia, muchas empresas y organismos públicos requerirán de nuevo una mayor presencia de los trabajadores, quienes, según algunos estudios, no verán con malos ojos volver a la oficina. Pero también es cierto que el teletrabajo se ha convertido en una medida que ha generado credibilidad en las empresas y administraciones públicas cuya evaluación, en temas de rendimiento, es más positiva que negativa. Por ello es de esperar que haya llegado para quedarse y que, una vez superemos la crisis, se hibridará en un modelo mixto con el trabajo presencial, capaz de reducir de forma notable los impactos asociados a la movilidad obligada, aunque se generen otros impactos negativos indirectos, por ejemplo, los asociados al incremento del consumo energético a nivel residencial, tal como ha concluido la Agencia Internacional de la Energía.
La conclusión principal es que, a la hora de impulsar un Plan de Movilidad Urbana Sostenible, no debemos olvidar proponer medidas cuya factibilidad sea mayor, como el teletrabajo, sin descartar su combinación con otro tipo de medidas cuyo impacto positivo es también muy elevado, pero cuya factibilidad en términos económicos y operativos (al menos de forma inmediata) es mucho menor. En el curso de Movilidad Urbana Sostenible trabajamos en todas estas cuestiones con detalle para que, al finalizar, tengas una perspectiva clara y completa para abordar medidas de mejora de la movilidad en tu empresa, polígono industrial, universidad o administración pública.
José Luis López es profesor del curso Técnico en Movilidad Sostenible en el ISM. Este curso tiene el objetivo de capacitar al alumno para la gestión de forma sostenible de la movilidad en empresas, centros educativos, ayuntamientos, etc.
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