Los indicadores hidromorfológicos son aquellos que evalúan, por un lado, la diferencia entre las características hidrológicas y geomorfológicas actuales de los ríos, y por el otro, las características que tendrían los ríos en ausencia de alteraciones humanas, para garantizar el buen funcionamiento del ecosistema fluvial.
La Directiva Marco del Agua (2000/60/CE) (DMA) establece, en su Anexo V, los indicadores de calidad para la clasificación del estado ecológico, entre los que se encuentran los indicadores hidromorfológicos. Concretamente, establece que los indicadores hidromorfológicos se valorarán dentro del estado ecológico con una entrada con dos únicas categorías: estado “Muy Bueno” o estado “Bueno”. Esto es, los indicadores hidromorfológicos solo sirven para caracterizar el estado entre “Bueno” o “Muy Bueno”: cuando la clasificación con elementos de calidad biológicos y fisicoquímicos resulta muy buena, se utilizan los elementos de calidad hidromorfológicos para clasificar finalmente el estado.
En España, la Orden ARM/2656/2008, por la que se aprueba la Instrucción de Planificación Hidrológica (IPH), recoge los indicadores hidromorfológicos de aplicación.
Como se observa, en dicha Orden, se establecían dos indicadores para las condiciones morfológicas respecto a la evaluación del estado de los ríos: el índice de calidad del bosque de ribera (QBR) y el índice de hábitat fluvial (IHF).
Hoy en día tras la aprobación del RD 817/2015, por el que se establecen los criterios de seguimiento y evaluación del estado de las aguas superficiales y las normas de calidad ambiental, en el que se recogen los límites de cambio de clase de estado ecológico, la aplicación de estos índices ha quedado limitada. El IHF ha desaparecido del Anexo II del RD 817/2015, por lo que ya no es de aplicación para la clasificación del estado ecológico de los ríos, mientras que el QBR tiene limitada su confiabilidad. En cualquier caso, son índices que se siguen empleando en el estudio de los ríos.
La metodología QBR se desarrolló por la facultad de Biología de la Universidad de Barcelona (Munné et al. 1998) y pretende establecer un índice de calidad para valorar el estado de conservación de los bosques de ribera.
Establece la necesidad, a la hora de valorar la calidad del sistema ribereño, de comparar el estado actual con un estado aceptado como referencia, en el que tanto la biodiversidad como la funcionalidad del sistema ribereño sólo estarían influidas por alteraciones naturales. El índice QBR trata de ser sencillo y aplicable en el campo de forma rápida, sin dejar de lado la efectividad.
Este índice se articula en torno a cuatro grandes apartados en los que se trata de sintetizar los aspectos cualitativos que ayuden a determinar la calidad de las riberas. Cada uno de estos apartados tiene el mismo peso en la calificación final de la calidad ribereña.
- Grado de la cubierta de la zona de ribera
- Estructura de la cubierta
- Naturalidad y complejidad de la cubierta
- Grado de alteración del canal fluvial.
La suma de los diferentes apartados permite establecer el grado de calidad del sistema de ribera. Este índice propone 5 niveles de calidad en relación con la DMA: muy bueno, bueno, moderado, deficiente y malo.
El índice de hábitat fluvial (IHF) pretende valorar la capacidad del hábitat físico para albergar una fauna determinada. El IHF se presenta como un rápido índice para la evaluación de la heterogeneidad del hábitat de cauces fluviales.
El IHF valora aspectos físicos del cauce relacionados con la heterogeneidad de hábitats y que dependen en gran medida de la hidrología y del sustrato existente. El índice se compone de siete apartados o bloques, recopilados en una sencilla hoja de campo, que evalúan de forma independiente las diferentes características del hábitat.
- Bloque 1: Inclusión rápidos-sedimentación pozas
- Bloque 2: Frecuencia de rápidos
- Bloque 3: Composición del sustrato
- Bloque 4: Regímenes de velocidad/profundidad
- Bloque 5: Porcentaje de sombra en el cauce
- Bloque 6: Elementos de heterogeneidad
- Bloque 7: Cobertura y diversidad de la vegetación acuática
Aparte de éstos, otros indicadores hidromorfológicos aplicables son: Clasificación de Rosgen, Riparian Forest Evaluation (RFV), River Habitat Survey, Índice Hidrogeomorfológico (IHG), entre otros.
Por otra parte, merece la pena destacar que el MAGRAMA ha elaborado al respecto un protocolo oficial denominado: “Protocolo de caracterización hidromorfológica de masas de agua de la categoría ríos” (http://www.magrama.gob.es/es/agua/temas/estado-y-calidad-de-las-aguas/protocolo_dic2015v1_tcm7-403945.pdf)
Finalmente, es necesario discernir entre dos conceptos relacionados, pero que tienen implicaciones distintas. Así, no es lo mismo masas con alteración hidromorfológica, como respuesta a la aplicación de uno de los índices antes comentados, que masas muy alteradas hidrológicamente, las cuales responden a aquellas en las que sus caudales fluyentes se alejan de los que discurrirían de forma natural por el cauce.
Para determinar esto último, existen otro tipo de índices, los de alteración hidrológica. El estado de alteración hidrológica de una masa de agua tiene interés, por su parte, para la definición de regímenes de caudales ecológicos, pues la IPH posibilita para estas masas la aplicación de un régimen menos riguroso.
Pedro Pablo Loné colabora con el ISM como docente del curso Técnico en Gestión de Ecosistemas de agua dulce. Control y evaluación del Estado Ecológico donde se profundiza en esta materia.
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