Voy a escribir uno de esos post controvertidos y políticamente incorrectos, desde el título hasta la despedida. Y es que se pasa uno media vida trabajando en aras de fomentar los eventos sostenibles para, un buen día, levantarse de la cama y caer en la cuenta del error que durante años ha estado cometiendo. Fíjense, les aseguro que no habría un escenario más de ensueño para este servidor que aquel en el que todos los eventos que se realizasen (festivales, conciertos, convenciones y congresos, reuniones de ventas, etc…etc…etc) fuesen eventos sostenibles.
Les aseguro que me podría morir feliz si esto sucediera y daría por bien empleado mi paso por este mundo si además, yo hubiera contribuido en mayor o en menor medida a ello. Pero, me estoy dando cuenta de que no, de que esto no va a poder ser. Y, ¿por qué?, os estaréis preguntando. Para entenderlo trataré de explicar lo que yo he bautizado como «el gran error de los eventos sostenibles».
¿Y cuál es «el gran error de los eventos sostenibles»?, pues (prepárense porque les va a chocar esto que voy a decir)… el gran error está en llamarles «eventos sostenibles». Sí, habéis leído bien, los eventos no son más sostenibles por el mero hecho de denominarse «eventos sostenibles». Ahí queda eso para la posteridad. Vamos a ver, el sector de la industria de los eventos no es un sector como otro cualquiera, tiene gran heterogeneidad, tanto en los tipos de eventos que comprende como en el perfil de los profesionales y empresas que se desarrollan en él. En estos tiempos que corren el sector de los eventos se ha desarrollado y madurado hasta cotas insospechadas (y sino preguntádle a Estrella Díaz – @Estrella_staff – cómo era esto de los eventos allá por el año ’92, cuando ella empezaba crecer como profesional de eventos en la añorada EXPO’92, antes de fundar Staff Eventos).
El caso es que durante todos estos años el sector ha desarrollado toda una tipología de eventos diferentes. Y es aquí en donde llegamos al meollo de este artículo. Dentro de esta tipología de eventos posible, en el sector se ha acuñado la denominación de «evento sostenible» a aquel tipo de evento que por su tipo de organización y/o contenidos, es respetuoso con temas de sostenibilidad. Es decir, que si se opta por organizar un evento sostenible se gestionan residuos, se mide la huella de carbono, se plantan árboles y todas esas cosas.
Y es aquí donde hemos detectado el error, pues ¿acaso un evento que no ha optado por ser explícitamente «sostenible» esta exento o no puede aplicar criterios de sostenibilidad en su organización?. ¿Cualquier tipo de evento no se debería hacer responsable de minimizar su consumo energético, su consumo de materiales o su consumo de agua?. ¿Acaso los eventos, con eso de que son efímeros, tienen carta blanca para generar todos los residuos que les haga falta?. ¿Y no será que cualquier tipo de evento debería de tener en cuenta su modo de actuar y ser más respetuoso con la sostenibilidad?.
¿No deberíamos estar hablando de «eventos más sostenibles» en vez de «eventos sostenibles?.
¿No estamos asfixiando las posibilidades del sector de eventos de ser mucho más sostenible al crear un término tan encasillado como el de «evento sostenible»?. Y es que la Lengua Española juega muy malas pasadas cuando se emplean algunos términos en valor absoluto. Ese es el error de los eventos sostenibles, quedarse encasillado en una categoría o tipo de eventos (¿acaso existen los eventos no sostenibles, como un tipo de evento?).
Empecemos a hablar de hacer eventos más sostenibles, de aplicar estrategias de sostenibilidad en las agencias de eventos y en los organizadores de festivales, quizás en la línea de ISO 20121, pero sin complicarse tanto. Poco a poco, aplicando el ciclo PDCA para conseguir la mejora continua, como decía Deming. Buscando la excelencia en la organización de un evento, esa excelencia de la que tanto saben mis amigos del Club para la Excelencia en Eventos y por la que tanto luchan (también desde la sostenibilidad). Sí, debemos de superar este error, dejemos de pensar en eventos sostenibles en términos absolutos y lancémonos a por la sostenibilidad aplicada a los eventos. Los eventos pueden ser más sostenibles, y por poco que lo sean, muchos «poco» serán un «mucho», y eso será más de lo que tenemos ahora.
Quizás este sector de los eventos empezará así a desarrollar eventos sostenibles, y de paso nos ahorraríamos tanto de ese greenwashing que se ha visto en los últimos años. Un saludo amigos. PD: se que había dicho que iba a ser incorrecto desde el título hasta la despedida, pero nobleza obliga, y no puedo pasar sin despedirme de la manera más convencional.
Alberto Gómez colabora con el Instituto Superior del Medio Ambiente como docente de los cursos Gestión de Eventos Sostenibles con ISO 20121: 2012
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