La construcción sostenible no se trata de una moda pasajera o una tendencia de mercado, sino que es una responsabilidad que marca las perspectivas futuras de todo el sector. Esta manera de enfocar cada proyecto se materializa desde el mismo momento en que se concibe un edificio o infraestructura. Cada decisión tomada en el diseño inicial es un paso potencial hacia la sostenibilidad y como pieza fundamental se encuentran los materiales que elegimos.
Estos materiales y productos, lejos de ser meros componentes pasivos, son los protagonistas que determinan la relación del edificio con su entorno. Desde su concepción, cada elección de material es una declaración sobre cómo queremos que nuestro edificio interactúe con el mundo. Más que una evaluación técnica y económica de las posibilidades existentes, se trata de realizar una reflexión sobre las implicaciones que esa selección tendrá de una manera específica en el consumo de recursos, la eficiencia energética y el impacto ambiental. Por ejemplo, al optar por materias primas locales y sostenibles, no solo reducimos el impacto ambiental, sino que también sentamos las bases para un edificio que será respetuoso con su entorno durante toda su vida útil.
Apuntar a un crecimiento sostenible en la industria de la construcción es fundamental para alcanzar el objetivo de neutralidad climática de la UE para 2050, respaldado también por la revisión de la Directiva de Eficiencia Energética en Edificios (EPBD). El último informe sobre edificación de la Agencia Internacional de la Energía (IAE), indica que, en 2021, el sector de la construcción representó aproximadamente el 37% de las emisiones globales de CO2 relacionadas con la energía y consumió alrededor del 30% de la energía mundial. Las emisiones asociadas al consumo energético para la fabricación de cemento, acero y aluminio representaron el 6% del total. A la vista de los datos, resulta evidente que una elección inteligente de los materiales puede mejorar significativamente la eficiencia energética de los edificios, reduciendo tanto los costos de construcción como los operativos.
Sin embargo, al elegir un material, no solo debemos preocuparnos por los costos, sino también por los aspectos de sostenibilidad:
- ¿Cuál es el impacto ambiental de nuestra elección?
- ¿Podemos hacer más para apoyar la transición hacia la economía circular y preservar los recursos?
Las industrias para la producción de materiales de construcción son en una gran mayoría intensivas en energía y recursos con lo que todo el proceso de producción, desde la fase de diseño inicial, debe ser revisado e innovado con miras a la eficiencia y la reducción de la huella ambiental.
Pero, ¿cómo conseguir que los materiales presentes en el edificio tengan un grado de sostenibilidad apreciable? Existen varias estrategias que debemos tener en cuenta desde que se comienza el diseño conceptual del producto. En líneas generales, se pueden resumir en los siguientes puntos:
- Reducir el consumo de recursos materiales: Es esencial minimizar el uso de recursos en la construcción. Una de las formas de hacerlo es adquiriendo materias primas a nivel local, lo que además promueve la economía del entorno. También se pueden considerar alternativas sostenibles en el diseño y la selección de materiales, como optar por materiales renovables, biobasados o de rápido crecimiento como por ejemplo aquellos derivados del maíz, la soja y el lino. Estos materiales no solo son sostenibles, sino que también tienen un menor impacto en términos de carbono incorporado.
- Disminuir el uso de energía: La reducción del consumo energético en la producción es fundamental. Para ello, se pueden usar tecnologías de eficiencia energética y considerar el ciclo de vida energético del material. Por ejemplo, la implementación de fuentes de energía renovable en la producción puede ser una excelente estrategia.
- Limitar el uso de agua: El agua es un recurso valioso, a menudo el gran olvidado y que debe ser gestionado de manera eficiente. Se pueden implementar técnicas que reduzcan el consumo de agua en la fabricación, como el reciclaje y la reutilización de agua en los procesos industriales. Además, es vital evaluar el ciclo de vida del agua del material y promover una construcción sostenible en relación al agua.
- Reducir el carbono incorporado: El carbono incorporado en los materiales de construcción es una preocupación creciente en la industria. Según datos recientes, el sector de la construcción es el responsable de aproximadamente el 40% de las emisiones globales de carbono. De estas emisiones, una proporción cada vez más significativa proviene del carbono incorporado en los materiales utilizados. Por lo tanto, disminuir la huella de carbono de los materiales es fundamental para lograr edificios más sostenibles. La legislación en diferentes países ya está estableciendo preferencias de compra pública para materiales con bajo contenido en carbono incorporado y la evaluación de la huella de carbono de los productos será imperativo legal a nivel de la UE.
- Minimizar la generación de residuos: Durante la fabricación, es esencial considerar la gestión de residuos desde el principio. Esto implica no solo la recuperación de residuos producidos durante la fase de producción, sino también la implementación de medidas durante la fase de diseño del material para reducir los residuos generados al final de su vida útil. Por ejemplo, el diseño para la reutilización y reciclaje puede facilitar el desmontaje de los productos, y el uso de conexiones mecánicas en lugar de adhesivos puede resultar en una mejora sensible en las tasas de recuperación de los diferentes materiales que componen el producto una vez se alcanza su fin de vida.
La implementación del nuevo paradigma de construcción sostenible requiere una visión holística que abarca todo el ciclo de vida de un edificio, así como una colaboración entre todos los integrantes de la cadena de valor del sector. Desde la elección de los materiales hasta la gestión de residuos, cada decisión tiene un impacto en el medio ambiente. Al seguir estas estrategias, no solo estaremos construyendo edificios más eficientes y duraderos, sino también contribuyendo a un futuro más sostenible.
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