Comienzo mi primer post con una reflexión… ¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo por primera vez?
Esta pregunta ha aparecido y aparece constantemente en todas las facetas de mi vida y la respuesta define en gran parte mi forma de ser, actuar y trabajar.
Fue un Profesor de la Universidad de Biología (donde finalicé mis estudios allá por el 2005) el que me formuló esta cuestión durante una larga charla referente a la bien conocida por todos sensación de inquietud y desasosiego que uno siente al terminar los estudios y dar de bruces con la realidad del mundo laboral.
“Sr. Álvarez (nombre ficticio)”, he pensado en opositar para poder tener un trabajo fijo y vivir tranquila”. Sin menospreciar el mérito de la comunidad de opositores, me respondió, “pero cuan atrayente es la comodidad, ¿verdad Ana?, ¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo por primera vez?” Caí en la cuenta de que desde pequeña esa pregunta había permanecido en mi inconsciente pues desde siempre me he planteado objetivos y metas; idiomas, cursos, pequeños trabajos,…
Mi vida se ha caracterizado por el planteamiento constante de retos de diversa índole. El primero desde aquella charla fue encontrar mi primer trabajo. Preparé mi reducido curriculum, imprimí una lista de casi 100 empresas que tuvieran algo que ver con medio ambiente en Sevilla y montada en mi vespa, como la que entrega pizzas, me dediqué a recorrer la ciudad en busca de una oportunidad (qué tiempos).
Y esa oportunidad llegó en una ingeniería donde realicé Planes de Higiene para empresas alimentarias y de allí pasé a organizar la Comisión de Homologación de Trofeos de Caza de Andalucía en el Departamento de Biodiversidad de un organismo público. Llegado un momento volví a formularme la pregunta del Profesor Álvarez. ¿Cuándo fue la última vez que aprendí algo nuevo que pudiera serme útil y dar un giro a mi profesión? Decidí asumir el riesgo que conlleva dejar un trabajo (la decisión de crecer lleva asociado un riesgo) y emprendí mi viaje hacia la capital donde realicé el “Máster de Control y Gestión Ambiental en la empresa”, un segundo de PRL y me ofrecieron una beca para trabajar realizando el seguimiento y vigilancia ambiental en infraestructuras lineales.
De nuevo me vi en la misma posición de años atrás en Sevilla. Acudí a al menos una docena de entrevistas hasta que me contrataron en una ingeniería. Justo en el momento en que comenzó a intuirse el fantasma de la crisis, recibí una llamada de unos antiguos compañeros (networking) para colaborar como asesora de contenidos en un programa de TV de Educación Ambiental, en Canal Sur. Ante esa tesitura y tras considerar lo complicado de permanecer en la empresa, cogí mis bártulos y me enfrenté a este nuevo reto sin bajar la alerta en lo que a búsqueda de empleo se refiere.
En la actualidad y desde hace ya casi dos años compatibilizo mi trabajo como autónoma (realizando trabajos para el sector público y privado relacionados con estudios de impacto ambiental, planes de gestión de espacios naturales y demás labores de asesoría y consultoría ambiental) con el de Profesora de Evaluación de Impacto Ambiental en el 4º curso de la Universidad, donde también he sido y soy tutora de varios proyectos de fin de carrera y me encuentro realizando un tercer Máster para mejorar mi labor como docente.
Pensaréis que no es de rigor plantearse la pregunta del Sr. Álvarez, dada la complicada situación en la que nos encontramos. Sin embargo, todos podemos hacer algo nuevo por primera vez; innovar en nuestro trabajo, mejorar nuestro conocimiento, buscar nuevos nichos laborales,…
Hacer algo novedoso o por primera vez (a pesar del miedo, la incertidumbre que esto conlleva y la sensación de vulnerabilidad) nos hace enfrentarnos a la vida como aprendices. Afrontar la vida y explorar nuevos horizontes con una forma de ser perseverante, entusiasta, optimista y siempre dispuesta a probar cosas nuevas es una actitud que, en mi opinión, nos abre las puertas a nuevas oportunidades y nos permite evolucionar como personas.
Agradezco al ISM la oportunidad que me ha ofrecido para formar parte de esta experiencia como bloguera y espero poder aportar mi granito de arena reflexionando sobre temas ambientales de actualidad.
De las muchas satisfacciones que me aporta entrar en contacto con alumnos, el comprobar su trayectoria después de unos años probablemente sea una de los más gratificantes.
Tener además la oportunidad de colaborar con alguno de ellos es un privilegio que se materializa hoy una vez más con la participación de Ana en esta comunidad de profesionales.
Ana, confío en que te sientas cómoda en esta que es por supuesto tu casa y que puedas utilizar este espacio para compartir tus inquietudes. Preveo que a muchos nos servirá de inspiración.
Bienvenida.
Santiago Molina
Creo que conozco bien a Ana desde el punto de vista profesional. Destaca, en una primera impresión, por su entusiasmo, pero trabajando con ella te das cuenta del tesón y la profesionalidad que derrocha a espuertas. El camino de Ana es el camino para salir de la crisis y para darle un vuelco al poco rigor y al clientelismo que muchas veces adolece nuestra profesión: me refiero a la consultoría ambiental.
Saludos.
Shackleton (José Álvarez).