En mi primer post os contaba cómo empezó mi experiencia como ambientólogo en latinoamérica, en este segundo me gustaría dar algunas pautas que puedan servir de ayuda a aquellos que se animen a cruzar el charco.
Como especialistas ambientales, incorporamos durante nuestra etapa formativa conceptos muy asociados al país o región donde la realizamos: componentes bióticos, base legal, normativa, tipo de administración, e incluso una imagen particular de tu responsabilidad como profesional en medio ambiente.
Cuando emigramos y queremos ejercer esa misma actividad en una sociedad y entorno diferentes, estamos en la obligación de realizar un auténtico esfuerzo de adaptación, intentando incorporar a nuestra propia identidad como profesional todos los nuevos factores del entorno.
El primer factor y más intuitivo es conocer el sistema político y administrativo, con un marco legal diferente, el cual se desarrolla y se estructura de forma distinta. Es fundamental estar al día no solo de los temas ambientales, si no ser conscientes del día a día del país. Estudiar y conocer la estructura de la legislación, seguir las noticias y leer la prensa, son las primeras obligaciones que debemos apuntar en nuestra lista.
Si viajamos sin ser contratados previamente y por nuestra propia cuenta y riesgo, como fue mi caso, es fundamental ser conscientes de que no se ingresa como turistas, si no como profesional en la búsqueda de empleo, y deberemos cumplir una serie de requisitos administrativos, como la obtención de visa y la regulación de nuestra titulación universitaria.
No podemos olvidar nunca que, a pesar de un pasado común, son países que han creado su propia identidad, de la cual se sienten orgullosos, con carácter marcado por su pasado colonial y vestigios procedentes de las sociedades precolombinas. Éste último muy presente en toda la sociedad pero principalmente en las comunidades e individuos indígenas. Nuestra idea original de indígena se encuentra muy sesgada, pero es un concepto con una gran diversidad, principalmente en países como Bolivia, Ecuador o Perú. Éste carácter les aporta una visión diferente de la vida, incluyendo la relación del ser humano con la naturaleza.
En la historia más reciente, durante la segunda mitad del XX y hasta la actualidad, se encuentran enfrentando grandes dificultades económicas, impactos ambientales y sociales. Esta circunstancia ha creado un marco de tensión y desconfianza ante la ejecución de nuevos proyectos y nuevas actividades económicas, principalmente en la construcción de infraestructuras estratégicas como presas y en la industria extractiva como la petrolera y minera.
Por último, son países con un capital natural extraordinario, con una transformación del territorio mucho menor en algunos casos, y con los mayores índices de biodiversidad del planeta. De forma implícita, eso hace que nuestra actividad profesional sea todavía mucho más relevante, con mucha mayor presión desde todos los puntos: empresas, agentes gubernamentales (locales, nacionales e internacionales), agentes sociales y ONG. Debemos ser conscientes que la toma de decisiones y como ayudemos a equilibrar la actividad económica con el medioambiente puede tener consecuencias y repercusiones de interés internacional. Supone un auténtico reto para un profesional en medio ambiente.
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