¿Cuál es el valor de nuestro sistema marino?
Da igual que vivas en el interior o en la costa, que te gusta el mar o la montaña, que veranees en el pueblo o en la litoral, todos estamos directamente conectados con el sistema marino y los océanos. No solo por su incalculable valor estético y turístico, sino por toda la inmensa diversidad biológica y riqueza alimentaria que alberga, desde su inexcusable responsabilidad de equilibrio ecológico entre mar y tierra, hasta su potencial alimenticio en forma de pescado y harina de pescado como soporte proteínico de infinidad de productos. Estos son motivos suficientes como para que nuestra sociedad esté alerta y en la obligación de establecer criterios éticos y legislativos para la protección exhaustiva de nuestro sistema marino. Sin embargo, y a pesar de los beneficios que los océanos nos proveen, como sociedad “tiramos piedras contra nuestro propio tejado” destruyendo el sistema que da soporte vital a nuestro planeta.
¿Cuáles son las bases de la concienciación ambiental de nuestra sociedad actual?
Con mucho esfuerzo durante décadas, hemos conseguido una sociedad actual con un elevado grado de concienciación con la protección del medio ambiente y la minimización de los impactos y emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI). En los últimos años, hemos conseguido que esta concienciación se amplíe a la generación y reciclaje de los residuos, gracias a que se ha puesto de moda el concepto de “Economía circular”.
Pero la clave está en que la concienciación ambiental tiene fijadas sus bases en los impactos generados “en tierra firme”, y poco se ha hablado hasta principios de 2017, de los impactos generados en el sistema marino.
¿Cuál es la problemática de la comúnmente denominada #BasuraMarina?
En incremento exponencial en la generación de residuos y el impacto que esto ha tenido durante décadas sobre nuestro sistema marino, ha sido ignorado por completo; aún hoy la sociedad no considera este problema como una amenaza sería para la salud y bienestar social.
Los residuos mal gestionados provienen de diversas fuentes, viajan por los mares y océanos enormes distancias empujados por el viento y las corrientes, recorriendo miles de kilómetros; si a esto le unimos el lentísimo proceso de degradación de los residuos acumulados en los mares, que mayormente son plástico (de ahí el apodo “#MardePlásticos), y el constante incremento de las cantidades de basura en los medios acuáticos, hace que las #BasurasMarinas se conviertan en una amenaza real y crítica de la estabilidad y salud de nuestro planeta. Es por ello que es necesario “pulsar la alarma” y comenzar a establecer políticas preventivas para evitar el incremento del problema, y la búsqueda y aplicación de medidas correctoras para la eliminación de las grandes acumulaciones de basuras marinas.
¿Cuál es la situación actual de las medidas preventivas y correctivas?
En relación a la prevención, afortunadamente, en los últimos años ha habido un incremento en la visibilidad del problema a través de: numerosos foros y medios de comunicación que abordan el problema, trabajos de investigación, organizaciones, voluntariados, y cantidad de iniciativas empresariales, de emprendedores, de inversión en I+D+I, y en la búsqueda de alternativas e iniciativas de lo denominado “Economía Circular de los Residuos (ECR).
Si hablamos de las medidas correctivas, en la actualidad se están ejecutando varios proyectos para la recogida, transporte y gestión adecuada de las denominadas “islas de plásticos” de los océanos, liderado por el proyecto “The Ocean Cleanup”, que se centra en una estructura flotante de forma una enorme barrera de 600 metros de largo que tratará de recoger toneladas de plástico acumuladas en distintos puntos de los océanos, el primero entre California y Hawai en el océano Pacífico.
¿Sobre quién recae la responsabilidad?
He aquí el motivo de este post. A principios de 2017, se comenzó a difundir el concepto y problemática de #BasurasMarinas, y a partir de este momento, ciertas partes implicadas se encargarían de desviar el origen del problema hacia la generación de residuos plásticos, y por lo tanto hacia la fabricación de productos con este material (principalmente, productos de un solo uso), el sobre-envasado y sobre-embalaje con plástico; transfiriendo de este modo la responsabilidad en su totalidad a los productores. Si bien es cierto, que estos tienen gran influencia y responsabilidad desde el punto de vista del ecodiseño de embalajes, de la utilización de plásticos susceptibles de ser reciclados y de la minimización de la cantidad de plásticos puestos en el mercado, pero…
– ¿Qué pasa con la responsabilidad de los consumidores?
- ¿Nos olvidamos de que estos plásticos acaban en los sistemas acuáticos debido, en gran medida, a una mala gestión por parte de los consumidores, y organismos competentes en la materia?
- ¿Cómo puede ser que a 2019, las tasas de reciclado de los residuos en España ronden tan solo el 40%?
- ¿Tiene algún sentido que mientras en el norte de España hay multitud de municipios que rondan el 60-63% de tasa de reciclado de residuos (gracias principalmente al modelo de pago por generación/compensación), haya gran cantidad de municipios por el resto de España con tasas del 10-12%?
Considero que es fundamental analizar la problemática de la gestión de residuos de cada municipio en cuestión, y establecer una estrategia de concienciación ambiental a través de campañas anuales.
¿Qué podemos hacer como consumidores?
Pues cada uno con su conciencia debe sacar sus propias conclusiones a las preguntas planteadas, dejar de “ver la paja en el ojo ajeno”, y preguntarse ¿qué puedo hacer yo? ¿Cómo puedo aportar mi granito de arena? Pues la respuesta es sencilla:
- Realizar las compras con bolsas reutilizables y reciclables.
- Evitar la compra de productos sobre-envasados, comprar los productos a granel, y utilizar “tuper” de cristal para la carnicería o pescadería.
- Realizar una correcta y estricta segregación de los residuos domiciliarios, de acuerdo a las fracciones recogidas en mi municipio, utilizando los puntos limpios de proximidad para los residuos que sea preciso. Al igual, hacer una buena separación de los residuos en tu actividad laboral.
- Evitar el vertido de residuos valorizables en papeleras ya que están son fracción resto.
- No realizar el vertido de ningún residuo en la vía pública, entorno natural o medio acuático.
La sociedad debe asumir que la problemática no sólo proviene del productor, sino que recae en mayor medida sobre el consumidor, ya que somos el último eslabón por el que los residuos acaban en los medios acuáticos. Con el incremento de la concienciación, la tasa de generación puede crecer exponencialmente evitando que la gran mayoría de los residuos que acaban en sistemas acuáticos sean reciclados y valorizados correctamente, dándoles una segunda vida útil.
Jonatan es docente del curso Valorización de Residuos que impartimos en el ISM, así que si quieres adquirir más conocimiento sobre el mundo de la gestión de residuos o especializarte en un sector en continuo crecimiento tanto desde el punto de vista técnico como de su mercado laboral, te invitamos a participar en el curso Valorización de residuos
Deja tu comentario