El parque tecnológico de Valdemingómez pondrá en marcha en las próximas semanas la comercialización continuada de biogás, un proceso que lleva cinco años en pruebas y que, durante los próximos seis meses, permitirá ingresar al Ayuntamiento de Madrid casi dos millones de euros.
Tras el verano, se licitará definitivamente la explotación de la planta de tratamiento, tras un retraso de dos años por problemas técnicos, y el biogás se convertirá en una fuente de ingresos más para Valdemingómez, que ya produce (a partir de la basura) electricidad suficiente para prender una ciudad de 103.000 viviendas.
Valdemingómez recibirá este año 1.200.000 toneladas de basura (un kilo al día por madrileño). Tan solo reciclará 73.200 toneladas (el 6%). La mayor parte de los residuos (el 60%), terminará en el vertedero. El resto, en su mayoría arderá en la incineradora. Valdemingómez produjo 280.000 megavatios-hora en 2011 (el último año que publicó sus datos). Esa electricidad proviene de la quema de residuos y del gas que produce (cada vez menos) la basura acumulada en el vertedero.
A partir de febrero, la producción energética se incrementará al ponerse en marcha la inyección continuada de biogás proveniente de las dos plantas de biometanización. El contrato durará seis meses; se prevé entregar 74.204 megavatios-hora; a un precio de 27,15 euros (fijado por el Ministerio de Industria), el ingreso para el Ayuntamiento se calcula en 1.913.712 euros, una vez descontado el beneficio para la operadora que gane la subasta.
El contrato solo durará seis meses (podría prorrogarse hasta entregar la energía comprometida) porque es el tiempo que necesita el Ayuntamiento para licitar la planta de tratamiento de biogás de Valdemingómez, que será la que se ocupe de la comercialización una vez adjudicada.
Las plantas de biometanización se empezaron a construir en 2005; iban a costar 51 millones y se acabaron en febrero de 2009 con un gasto de 78,6.
En marzo de 2009 se adjudicó el contrato de preexplotación por tres años y 41,6 millones.
Una vez concluido ese periodo de pruebas, en enero de 2012 se licitó el contrato de explotación hasta 2026. Una se la quedó FCC por 93 millones; la otra, ACS y Sacyr por 61 millones. Pero la planta de tratamiento quedó desierta. Según el área de Medio Ambiente, aún no había alcanzado el nivel óptimo de funcionamiento, y nadie la quiso.
Así que se amplió el periodo de pruebas; finalmente, el mínimo de calidad, caudal y continuidad se logró en noviembre de 2013. Desde julio de 2012 hasta entonces, la planta siguió gestionada por ACS, encargada de la preexplotación, pero con condiciones especiales. El contrato de preexplotación no podía alargarse, así que se optó por compensar a la empresa por los gastos correspondientes, toda vez que el Ayuntamiento estaba obteniendo un lucro al vender el biogás que, a trancas y barrancas, se iba produciendo (en 2012, fueron 300.000 euros; en 2013, se calcularon 874.000).
En caso de ampliar el contrato de preexplotación, el Ayuntamiento habría tenido que pagar cuatro millones de euros anuales; en 2013, sin embargo, abonó 879.000 euros para compensar los gastos de las pruebas.
En opinión del edil Jaime Berenguer (UPyD), la ausencia de contrato supone “una irregularidad administrativa grave”. “Pero lo más grave es que la planta ha necesitado de nuevas inversiones millonarias. Esta es una historia de mala planificación con cifras astronómicas. El PP vendió un proyecto muy vistoso y ahora nos encontramos con otro distinto y más caro. La diferencia la pagamos todos”, dice.
Medio Ambiente defiende que las pruebas “han durado lo necesario”. Asegura que no se ha pagado a ACS por completar la preparación de la planta, sino que se le ha “compensado” por los costes de inyección del biogás en la red de Enegas. E insiste en que en agosto la planta estará funcionando al 100%, con los beneficios medioambientales que supondrá para Madrid.
Fuente: El País
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