Un estudio internacional, con participación de investigadores españoles, advierte de que actualmente hay cerca de 3.000 fármacos que llegan al medio ambiente sin que se conozca cuál es su impacto sobre la biodiversidad.
El estudio, que ha publicado la revista ‘Environmental Toxicology and Chemistry’, ha identificado las veintidós cuestiones prioritarias que hay que considerar para gestionar de una manera más sostenible los riesgos ambientales asociados a los productos químicos en Europa.
El trabajo destaca que la degradación del medio ambiente y los recursos naturales, la pérdida de biodiversidad, los impactos sobre la salud y las crisis en la seguridad alimentaria son algunos de los efectos de los productos químicos vertidos al medio ambiente por la actividad humana.
El trabajo, en el que ha participado Miguel Cañedo-Argüelles, investigador de la Facultad de Biología y del Instituto del Agua de la Universidad de Barcelona (IDRA), y también de la Universidad de Vic (UVic-UCC), perfila una nueva hoja de ruta con una perspectiva más global y coordinadamente para diversos sectores sociales y económicos del ámbito de los productos químicos y la gestión del riesgo ambiental en Europa.
El nuevo trabajo forma parte de las iniciativas del Global Horizon Scanning Project (GHSP), impulsado por la Sociedad de Química y Toxicología Ambiental (SETAC, en inglés), para identificar los factores principales que alteran la calidad medioambiental en el mundo.
El estudio es el resultado de una iniciativa impulsada en 2015 en el congreso de la SETAC en Barcelona, donde se trataron aspectos clave sobre química y medio ambiente.
Según Miguel Cañedo-Argüelles, “los ecosistemas están sometidos a muchos factores de estrés y los científicos los analizan habitualmente de manera separada por limitaciones técnicas”.
“Sin embargo -ha añadido-, estos factores interactúan en la naturaleza, y a menudo esta interacción no tiene como resultado la suma de los efectos individuales, ya que puede haber sinergias o antagonismos”.
Cañedo-Argüelles cree que considerar los productos químicos de una manera aislada “puede dar como resultado una evaluación simplista que no considera la complejidad del mundo real”.
Según los expertos, en el futuro habrá que identificar los ecosistemas de Europa con un mayor riesgo de degradación por contaminación química y definir cuáles son los prioritarios para la conservación de la biodiversidad.
En este escenario, será imprescindible conocer mejor el efecto potencial de los contaminantes emergentes, que en general derivan de productos farmacéuticos o cosméticos y no están regulados por ninguna legislación específica.
Cañedo-Argüelles ha advertido que “actualmente hay cerca de 3.000 fármacos en el mercado que finalmente llegan al medio ambiente, y en la mayoría de los casos no tenemos mucha información sobre su posible impacto en la biodiversidad”.
El trabajo, en el que también han participado expertos de la Universidad Rovira i Virgili, del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC-CSIC-UCLM-JCCM) y del Instituto IMDEA Agua (Universidad de Alcalá), señala que es importante que los estudios ecotoxicológicos se ajusten mejor a la situación real del medio natural para conocer la respuesta potencial de los ecosistemas a los contaminantes.
“A menudo los estudios sobre las concentraciones límite de una determinada sustancia en el ambiente se basan en ensayos de laboratorio con una o pocas especies, como por ejemplo, el crustáceo planctónico Daphnia magna”, ha subrayado el biólogo.
“Pero en los ecosistemas conviven muchas especies que interaccionan entre sí, los contaminantes afectan especies diferentes y pueden modificar las interacciones tróficas, por lo que una buena opción para estudios futuros sería combinar ensayos de laboratorio con el uso de mesocosmos -ecosistemas artificiales con control sobre las condiciones ambientales- y hacer estudios de campo”, ha especificado.
Fuente: EFEverde.
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