Un total de 17.731 árboles se han plantado en entornos mineros degradados del municipio Villablino (León) para mejorar el hábitat del oso pardo y contribuir a la recuperación de esta especie en peligro de extinción, mediante un acuerdo de colaboración entre la Fundación Oso Pardo y la Fundación Banco Santander.
Así, el presidente de la Fundación Oso Pardo, Guillermo Palomero, ha explicado que desde la pasada primavera se han plantado cerezos, manzanos, servales, pudios o avellanos en cuatro zonas degradadas de monte públicos del municipio. Estas áreas están conectadas con lugares donde habita esta especie emblemática, para que los frutos que darán entre ocho y diez años, sirvan de alimento a los osos y les atraigan para colonizar y asentar una población que, según ha asegurado, ya ha empezado a recuperarse.
Palomero ha presentado el proyecto en la plantaciones instaladas por la fundación en el marco del proyecto ‘Mejora del hábitat osero en entornos mineros degradados del Alto Sil’, en la comarca minera de Villablino (León), que ocupan casi 40 hectáreas.
Además, ha elogiado la colaboración de los vecinos que han comprendido «los beneficios de tener un entorno biodiverso» en el que conviven entre sus actividades diarias con la presencia de especies salvajes como el oso pardo o el lobo. De hecho, según ha apuntado han sido los propios vecinos quienes ayudaron a seleccionar las zonas de las replantaciones. También ha destacado la colaboración «fundamental» de las administraciones competentes.
El proyecto sirve también, según Palomero, para «cerrar las cicatrices» en donde ya no hay industria del carbón porque se ha empleado a diez jóvenes desempleados durante casi dos meses.
Nueva estrategia para proteger la paz social
En este contexto, ha recordado que la presión de los lugareños y de los cazadores furtivos era uno de los motivos principales del declive de las poblaciones del oso pardo que comenzó hace dos décadas hasta llevar a la especie a un estado crítico.
Por ello, ha insistido en que lograr la paz social con los habitantes que conviven con este plantígrado, logrando que la figura del cazador de osos esté «mal vista», ha sido «fundamental» para lograr que, en la actualidad, se contabilicen 180 individuos en la zona occidental de la distribución de la especie.
Asimismo, ha destacado otro problema que amenaza la convivencia del oso como las restricciones presupuestarias que reducen los fondos dirigidos a medidas preventivas, así como la instalación de pastores eléctricos que rodean los panales de miel para que no entren los osos o el retraso de los pagos por daños provocados por los plantígrados, algo que para palomero es «inasumible para los vecinos», por lo que reclama que las administraciones mantengan una inversión básico y «no muy cara» para evitar «podría echar por tierra» el trabajo de décadas.
Igualmente, ha citado los envenenamientos que ya estaban «prácticamente» erradicados pese y que han vuelto a aumentar gracias a la efectividad de nuevos productos químicos y la facilidad para comprarlos.
Palomero ha reivindicado que los osos y los lobos son un reclamo turístico muy importante, pero «tiene que mantenerse la distancia suficiente» para no interferir en sus vidas para que no se acostumbren el humano. En este sentido, ha agregado que en los últimos dos años ocho empresas –extranjeras y españolas– organizan excursiones para viajeros sensibles y con alto poder adquisitivo a Somiedo.
Estrategia coordinada
En este contexto, se ha informado de que el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente junto con las comunidades autónomas que en su territorio tienen esta especie, como son Cataluña, Aragón, Navarra, Galicia, Asturias, Cantabria y Castilla y León, ultiman un borrador de protocolo de intervención de osos «familiares y problemáticos» para formar y dotar de medios a las brigadas forestales que tengan que actuar ante la «previsible» cada vez mayor interacción de la creciente población de osos, que en sólo el año pasado aumentaron en más de 30 individuos, con el ser humano.
Con ello, se pretende evitar que nuevas generaciones de osos acudan a las poblaciones en busca de comida más abundante y disponible por estar acostumbrados a la presencia del hombre. Por ello, el proyecto no prevé criar osos en cautividad y después soltarlos, ya que estarían acostumbrados a los humanos y esto supondría problemas como el verano pasado, cuando un oso macho acudió durante varias noches a jardines de vecinos para comer cerezas.
El proyecto ha sido financiado por la Fundación del Banco Santander, que ha aportado 110.000 euros para su desarrollo. Así, el director gerente de la fundación, Borja Baselga, ha manifestado que tenía «muchas ganas» de colaborar con el proyecto del oso pardo para mejorar la especie que está en proceso de recuperación.
Por su parte, la alcaldesa de Villablino, Ana Luisa Durán, ha manifestado que el futuro de municipios como este «pasa por aprovechar los recursos ambientales de la zona para combatir la situación de abandono que deja la precariedad de la industria del carbón». Y ha insistido en la gran necesidad de los municipios de la zona de programas y proyectos de este tipo porque mejoran la biodiversidad y su potencial actividad económica y empleo.
Al acto también han acudido los presidentes de juntas vecinales que han apoyado este proyecto y los concejales de otros partidos políticos del ayuntamiento, que con su presencia han mostrado su apoyo.
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