El proyecto para construir un oleoducto de 2.700 kilómetros desde Canadá hasta la frontera de Texas con México dio un paso hacia delante el pasado viernes. El Departamento de Estado de EEUU hizo público su informe final sobre la gigantesca tubería, en el que asegura que la construcción y operación del oleoducto tendrá «impactos ambientales adversos limitados».
El documento supone un espaldarazo al proyecto, que ha enfrentado al presidente Barack Obama con sus bases ecologistas. Sin embargo, la subsecretaria de Estado para Asuntos Científicos, Oceanográficos y Medioambientales, Kerri-Ann Jones, declaró que el informe «no es un sello de aprobado» y que «no debe ser visto como un empujón en una dirección ni a favor ni en contra del oleoducto».
La tubería, con un coste de unos 7.000 millones de dólares (unos 4.800 millones de euros), atravesaría los estados de Montana, Dakota del Sur, Nebraska, Kansas y Texas, arrancando desde Alberta, en Canadá. Si sale adelante, transportará 500.000 barriles diarios de crudo hacia las refinerías del golfo de México.
Sus partidarios aseguran que reducirá la dependencia del petróleo de Oriente Medio. Sus detractores creen que supondrá un impacto ambiental intolerable. En la última semana, numerosos activistas han realizado protestas frente a la Casa Blanca.
El Departamento de Estado tiene ahora 90 días para estudiar si el proyecto es «de interés nacional«, antes de decidir si permitir o desbaratar el oleoducto. En rueda de prensa en Washington, Jones declaró que «no habrá un impacto significativo en la mayor parte de los recursos que hay a lo largo del recorrido del oleoducto», aunque a continuación detalló que algunos recursos empleados por tribus de indios y poblaciones del amenazado escarabajo americano enterrador podrían verse afectados.
El promotor del proyecto, el gigante energético TransCanada, con sede en Calgary, se ha comprometido a trabajar con los indios para minimizar los impactos de la tubería y a compensar cualquier afección en el hábitat de los escarabajos.
El presidente de la multinacional, Russ Girling, celebró ayer en un comunicado el informe del Departamento de Estado, de más de mil páginas. «La declaración de impacto ambiental final reafirma las conclusiones de los dos informes previos que decían que el oleoducto Keystone XL no tendrá impactos significativos en el medio ambiente», aplaudió.
El presidente de TransCanadá esgrimió ayer la seguridad de abastecimiento energético estadounidense. «Gracias al sistema Keystone, EEUU puede asegurarse un suministro de petróleo estable y de confianza desde Canadá, donde protegemos los derechos humanos y el medio ambiente, o puede importar petróleo más caro de países que no comparten ni los intereses ni los valores de EEUU», aseveró.
El asesor de la National Wildlife Federation Ryan Salmon ha criticado en The Washington Post que el informe calcule que habrá dos vertidos al año, cuando un pequeño tramo abierto el año pasado ya ha sufrido 14 escapes de petróleo.
Protestas frente a la Casa Blanca
Desde el 20 de agosto se han producido más de 500 detenciones por parte de la Policía de Washington entre manifestantes frente a la Casa Blanca que muestran pancartas contra el oleoducto y que se niegan a moverse pese a los requerimientos de las autoridades. Entre los detenidos se encuentra la actriz de Hollywood Daryl Hannahh .
“Este se ha convertido en el principal test para el presidente Obama para mostrar al país y la comunidad internacional que es serio acerca del cambio climático”, aseguró a los periodistas Bill McKibben, uno de los organizadores de la protesta.
Varias organizaciones medioambientales como Oil Change International han criticado el informe realizado por el gobierno y han señalado que gran parte del petróleo del oleoducto tiene como destino la exportación, al contrario de los asegurado por Transcanadá quien ha remarcado que el proyecto ayudaría a reducir la dependencia energética.
Fuentes: www.publico.es y www.iultimasnoticias.com
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