El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (MAGRAMA) explicó ayer, durante la celebración del Consejo Nacional del Agua en el que se ha informó favorablemente del Plan Hidrológico del Ebro, que los caudales ecológicos fijados en este plan se han definido con criterios científico-técnicos, tras analizar más de un centenar de estudios realizados sobre caudales ecológicos en el tramo, y que estos caudales mínimos son coherentes con la realidad física del río Ebro.
Entre estos estudios se han analizado los elaborados por la Comisión de Sostenibilidad de las Tierras del Ebro, unos estudios asumidos por la Agencia Catalana del Agua y acordados por el Parlamento de Cataluña.
Como resultado de este trabajo, se ha fijado un régimen de caudales ecológicos en el tramo final del Ebro muy parecido al que se viene aplicando desde la adopción del anterior plan hidrológico, un régimen concertado durante el periodo de consulta pública del plan del Ebro que hoy se ha abordado en el Consejo Nacional del Agua y que garantiza gran parte de los requerimientos de uso del agua de las nueve Comunidades Autónomas que comparten la cuenca hidrográfica del Ebro.
El MAGRAMA, ante las peticiones de aumento del caudal ecológico en el tramo del Delta del Ebro solicitadas por el Gobierno de Cataluña y diversos grupos y entidades, ha informado de que la cifra adoptada por el Parlamento de Cataluña (7.305 hm3/año, para años secos, 9.691 hm3/año para años medios y 12.783 hm3/año para años húmedos) resulta incompatible con los recursos de la cuenca y con el actual sistema de aprovechamiento.
Caudal desproporcionado
El agua en la demarcación del Ebro es un factor limitante del desarrollo, por lo que resulta económica y ambientalmente insostenible el garantizar unos caudales en el Delta desproporcionados para la realidad física del Ebro. Dedicar más de 7.000 hm3 al caudal ecológico del Delta en un año seco implicaría poner en riesgo el suministro de agua a los usuarios de abastecimiento y regadío de la práctica totalidad de la demarcación hidrográfica.
El plan hidrológico actual propone un régimen de caudal ecológico en Tortosa de 3.009 hm3/año lo que supone 3.370 hm3/año en desembocadura, es decir, 220 hm3/año más que el anterior plan hidrológico.
Los caudales mínimos establecidos, sobre todos los de estiaje, son muy superiores a los registrados históricamente, gracias en buena medida al embalse de Mequinenza, ya que sin la existencia del embalse los caudales que circularían en el tramo final del río serían cinco veces inferiores a los contemplados en la propuesta del Plan.
El MAGRAMA también ha explicado que el caudal en esta zona tiene el objetivo de garantizar un régimen mínimo para el tramo final del río y para las aguas de transición del estuario del Ebro que, entre otras cuestiones, además de garantizar la vida piscícola, controle la penetración de la cuña salina evitando indeseadas situaciones de anoxia en el canal del estuario.
Además, ha aclarado que el régimen de aportaciones al delta propiamente dicho está, desde hace muchos años, regulado por las aportaciones de los canales de la derecha e izquierda del delta, y depende de las condiciones de inundación para los arrozales, es decir no depende de los caudales líquidos circulantes por el río.
El Ministerio, por último, ha explicado que los caudales fijados en el plan hidrológico hoy abordado satisfacen todas las exigencias establecidas en la normativa de planificación.
La opinión de Ecologistas en Acción
Según el colectivo ecologista, resulta especialmente grave que el plan del Ebro contemple la creación de 445.000 nuevas hectáreas de regadío en la cuenca (actualmente existen algo menos de 1 millón). Esto produciría gravísimos daños ambientales por la transformación del territorio, pues no existe prácticamente agua en el Ebro para abastecer esas nuevas demandas.
Asimismo, el plan plantea la construcción de un buen número de grandes embalses, que producirían un gran impacto medioambiental y que en su mayoría son innecesarios.
Finalmente, el cálculo de caudales ambientales que se realiza es muy deficiente, pues prácticamente se dejan como caudales ambientales las aguas sobrantes en los cauces después de descontar los recursos que se extraen para los diferentes usos productivos. La mayoría de los caudales ambientales que se establecen incumplen la definición que de los mismos que se realiza en la Ley de Aguas y lo establecido en la directiva Marco de Agua.
Por todo ello, el Plan del Ebro que se presenta es el más “antiambiental” de todos los nuevos planes hidrológicos de demarcaciones que han llegado al Consejo Nacional del Agua en los últimos dos años.
Fuentes: MAGRAMA y Ecoticias
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