Son el refugio de las aves esteparias frente a predadores, son los lugares en los que encuentran insectos de forma más sencilla para alimentarse y sacar adelante a sus crías. Los corredores ecológicos naturales que se han creado en diversos puntos de Castilla-La Mancha gracias a la plantación de 60.000 plantas alcanzarían los once kilómetros si se colocaran unos tras otros. “Están ubicadas en lindes de diferentes parcelas agrarias porque es el hábitat de estas aves, es donde realizan el cortejo y crían, pero ya no existen esos corredores naturales que les ofrecían refugios y alimento. Para que las poblaciones de aves esteparias mejoren, es necesario recuperar el paisaje agrario de antaño, que es lo que estamos consiguiendo con estas plantaciones y el apoyo de un gran número de agricultores”, asegura el coordinador del proyecto europeo LIFE Estepas de La Mancha y técnico de la Fundación Global Nature, Ernesto Aguirre.
La mayoría de estas plantas son arbustivas (rosa canina, orgaza, cambrón, cantueso, mejorana, romero) y producidas por el vivero de Malagón de la Junta de Castilla – La Mancha. Son plantas silvestres y propias de la zona, características importantes para que la restauración ecológica que se está llevando acabo tenga éxito y se mantenga por si sola una vez finalizado el proyecto.
Más de veinte agricultores han colaborado directamente para permitir la creación de los setos en sus lindes, otros tantos están a la espera que en otoño se reinicien las plantaciones y también puedan recibir plantas en las lindes de sus parcelas. Además, se han creado otros setos en terrenos públicos gestionados por cooperativas y asociaciones de agricultores y en vías pecuarias, que también colindan con parcelas agrícolas.
Las aves esteparias en las que se enfoca el proyecto LIFE están protegidas (sisón, avutarda, alcaraván, ganga, ortega, aguilucho cenizo y aguilucho pálido). Las aves esteparias, originarias de las grandes llanuras de Asia y Europa Central, encuentran en España sus últimas y más importantes poblaciones tras extinguirse en buena parte del resto del continente. Castilla-La Mancha, en concreto, es uno de los últimos refugios para estas especies. Alberga el 40% de la población europea de avutarda y ganga ibérica y entre el 10-20% de alcaraván. El 35% de la población mundial de sisón habita en Castilla-La Mancha. También es la Comunidad Autónoma con mayores poblaciones de especies de interés cinegético asociadas a estos cultivos, como la perdiz y la codorniz.
Beneficios para el agricultor
Estos setos ofrecen también un beneficio a los agricultores, ya que, por ejemplo, minimizan la posible erosión por viento y actúan como barrera de contaminantes de otras parcelas. Además, fomentan la presencia de insectos beneficiosos, como las mariquitas, que son depredadores de plagas.
La Fundación Global Nature es responsable de la plantación con personal contratado en la zona y para garantizar el mayor éxito posible en las plantaciones también realiza riegos de apoyo durante los dos primeros años para intentar obtener un éxito de supervivencia que ronde entre el 70% u 80%.
Desde 2009
El proyecto LIFE Estepas de La Mancha da continuidad a la iniciativa de la FGN que desde 2009 potencian la conservación de la naturaleza y conllevan también beneficios socio-económicos. Esta iniciativa tiene su origen en un proyecto de Desarrollo Rural, financiado por el entonces Ministerio de Medio Ambiente, y Medio Rural y Marino (Actual Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación de España- MAPA). El rescate de estos cultivos tradicionales en Castilla-La Mancha, actualmente se centra en legumbres (lentejas y garbanzos) con certificación ecológica y cuya producción esté asociada a una estrategia de conservación coordinada por FGN.
La estrategia de comercialización diferenciada parte del hecho de que la producción de un cultivo ecológico puede contribuir al medio ambiente más allá de los términos legales (eliminación de fitosanitarios y fertilizantes de asimilación química). El agricultor implementa una serie de medidas agroambientales que, por un lado, contribuyen a reducir costes de producción y, por otro, mejora la biodiversidad beneficiosa no sólo del propio cultivo sino de su entorno.
Fuente:Fundación Global Nature
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