El primer barco del mundo con propulsión eléctrica para piscicultura ha entrado en funcionamiento este mes de febrero en Noruega de la mano de Salmar Farming AS, una empresa de cultivo de salmones. Se trata de un catamarán de 14 metros de eslora cuyo sistema eléctrico ha sido desarrollado en su totalidad por Siemens para la compañía naval local Ørnli Slipp.
Salmar Farming utiliza el barco eléctrico «Elfrida» para recorrer a diario su trayecto hasta el criadero de salmones, que se encuentra a 2 km de distancia, en las costas centrales de Noruega. El catamarán tarda unos 50 minutos en hacer el trayecto diario y podrá funcionar solo con la batería eléctrica unas ocho horas.
El «Elfrida» se utiliza tanto para el transporte de alimento y equipamiento como para reparar o reubicar las jaulas para peces, comprobar los anclajes y realizar inspecciones. El barco está equipado con el sistema de propulsión BlueDrive PlusC de Siemens, que incorpora un sistema de gestión de la energía, controles de propulsión y de hélices, y la supervisión remota EcoMain.
La compañía alemana ha desarrollado esta tecnología en Trondheim (Noruega). Se basa en soluciones diseñadas para buques de alta mar, garantizando su uso en las condiciones más duras. El sistema no solo ahorra en combustible, sino también en costes de explotación, ya que un motor eléctrico requiere mucho menos mantenimiento que un motor diésel. Además, trabajar con el «Elfrida» es respetuoso con el medio ambiente, debido a la ausencia de emisión de gases y de las vibraciones y los ruidos de un motor diésel.
Pionera también en ferrys eléctricos
Con anterioridad, Siemens desarrolló, también en Noruega, el primer ferry eléctrico del mundo (“Anpere”) y a lo largo de 2016 ha recibido nuevos pedidos por parte de operadores noruegos y finlandeses. Estas naves pueden transportar 130 coches y 390 pasajeros, y su entrada en servicio está prevista para 2019.
Siemens indica que utilizar barcos eléctricos es especialmente beneficioso en Noruega, ya que el país genera toda su electricidad a partir de fuentes renovables. Por tanto, la generación de electricidad no emite ningún gas de efecto invernadero.
Solo la flota pesquera, que hoy en día consume unos 400 millones de litros de diésel al año, podría reducir su consumo de combustible en un 80% de pasar a la propulsión eléctrica. Esto contribuiría a una reducción del 40% de las emisiones de CO2, un objetivo al que se ha comprometido el gobierno de Noruega.
Fuente: http://www.energias-renovables.com
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