Ya han transcurrido 13 años desde que irrumpió el concepto de Responsabilidad Social Corporativa, y 30 del nacimiento de normativas legales como la Ley de Integración Social del Minusválido (LISMI), que ya apuntalaban un cambio en la mentalidad empresarial, que se abría a nuevos horizontes y compromisos con la sociedad en que operaba.
A estas alturas, quedan ya obsoletos planteamientos como el del economista estadounidense Milton Friedman, quien defendía que la única responsabilidad de las empresas es maximizar su beneficio. Hoy en día, la Responsabilidad Corporativa o Empresarial es un concepto aceptado y asumido por la mayor parte de los actores sociales. La clase política y empresarial no duda en defender la Responsabilidad Social Empresarial por encima del engrosamiento de la cuenta de resultados, apostando por la implicación del tejido empresarial en las necesidades y problemas del entorno.
Pero, ¿y los ciudadanos de a pie? ¿qué esperan de las compañías como actores sociales? La Fundación Adecco ha querido darles voz, y por ello ha realizado una encuesta a 1.500 españoles de entre 18 y 60 años. Una conclusión parece clara: la mayoría de los ciudadanos (61,8%) desconoce el significado del término Responsabilidad Corporativa, pero sin embargo, un 90,3% exige a las empresas el mismo compromiso que a los poderes públicos a la hora de responder ante los problemas del entorno.
Según Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco: “Sucede a menudo, que los ciudadanos conocen el concepto de Responsabilidad Social Empresarial pero no son conscientes de ello. Aunque no saben qué se esconde detrás de las siglas RSE, la sociedad ya no espera que sea únicamente el Gobierno el que responda ante las necesidades sociales, sino que exige a las empresas –especialmente a las de mayor dimensión- un compromiso activo en este sentido”.
Movimientos como el 15-M han fortalecido esta creencia. Formado precisamente por ciudadanos, se ha opuesto al dominio de grandes corporaciones, exigiéndolas responsabilidad y compromiso ante la situación de crisis. Para una de las encuestadas, de 27 años: “las grandes multinacionales se relacionan íntimamente con los poderes públicos, con lo cual la frontera entre lo privado y lo público está cada vez más difusa”.
Esta idea nos da a entender que el fenómeno “indignados” no se limita a realizar reivindicaciones al Gobierno, sino que se extiende al tejido empresarial, involucrándole activamente en las necesidades sociales. Revoluciones como ésta, sitúan a la Responsabilidad Corporativa en su máximo apogeo, extendiéndose la idea de que debe ser la perfecta aliada para reflotar de la crisis.
Y prueba de esta realidad, es uno de los resultados de la encuesta: un 83,3% de los encuestados dejaría de consumir una marca que no sea responsable con su entorno o no respete los derechos fundamentales.
Frente a ellos, un 16,7% confiesa que no le importa que una marca no sea responsable con el entorno en el que opera, otorgando más importancia a otros aspectos como el precio del producto o la cercanía del establecimiento respecto a su vivienda.
La RSE, esa gran desconocida en auge
La Comisión Europea define la Responsabilidad Social Empresarial como la integración voluntaria por parte de las empresas de las preocupaciones sociales y medioambientales en las operaciones con sus interlocutores. Su origen se encuentra en fenómenos como la globalización, el desarrollo tecnológico o escándalos empresariales como el de ENRON o Shell, que evidenciaron que las empresas no debían limitarse a la obtención de beneficio económico, sino también al desarrollo de acciones que respondieran a las preocupaciones sociales.
En los últimos años, la RSE ha ido calando en la epidermis del tejido empresarial, situación que se ha visto acelerada con la crisis económica, pues ésta ha constatado que la irresponsabilidad en los negocios no es compatible con la sostenibilidad en el tiempo.
Para la mayor parte de los ciudadanos, el concepto de Responsabilidad Social Corporativa o Empresarial es desconocido, pero va volviéndose cada vez más familiar. Cuando realizamos esta encuesta en 2010, para un 65% de los encuestados la RSE era una absoluta desconocida, cifra que dos años más tarde ha descendido en 3,2 puntos porcentuales, situándose en un 61,8%. En este descenso puede haber influido el movimiento 15-M, que ha difundido el concepto y significado de la Responsabilidad Social Corporativa.
Un conocimiento inconsciente
A pesar de que un mayoritario 61,8% afirma no estar familiarizado con el concepto RSE, los resultados de la encuesta revelan que no sólo lo conocen de manera inconsciente, sino que comulgan con él y lo valoran.
Prueba de ello es que, dentro de este 61,8%, existe un 90,3% que otorga a las empresas privadas la misma responsabilidad que a los poderes públicos a la hora de dar respuesta a los problemas del entorno. Dicho de otra manera: para los españoles, la Responsabilidad Corporativa existe, pero no saben darle un nombre o denominación, sino que se presenta ante ellos como un concepto abstracto e indefinido.
A Gobierno y empresas siguen, en función de su responsabilidad, los medios de comunicación, los ciudadanos y las asociaciones.
Por otra parte, dentro del 38,2% que afirma conocer el concepto, existe cierta confusión cuando atendemos a las definiciones que proporcionan. Así, existe un 15% que reduce la RSE a acción social o filantropía, es decir, que la define como la colaboración de las empresas con ONGs de un modo altruista. Dentro de este grupo, también hay un desconfiado 5% que asocia la RSE con una herramienta de marketing que las empresas utilizan únicamente para incrementar su reputación y notoriedad.
Atendiendo a esta realidad, podemos concluir que sólo un 18,2% conoce realmente el significado de Responsabilidad Corporativa, siendo consciente de que se trata del comportamiento responsable de las empresas con todos los públicos con los que opera.
Fuente: http://www.compromisorse.com