En los últimos años el área boscosa europea destinada a la silvicultura ha aumentado un 49 %, a la vez que se ha elevado un 69 % su pérdida de biomasa, según los datos recogidos por Landsat. Este incremento puede alterar la capacidad de absorción de carbono en la UE y sus planes para combatir la crisis climática.
Los bosques representan aproximadamente el 38 % de la superficie de la Unión Europea y proporcionan servicios esenciales para nuestra sociedad, desde madera a aire puro. Además, al actuar como sumideros de carbono, estas masas forestales compensan aproximadamente el 10 % de las emisiones totales de gases de efecto invernadero de la UE.
Sin embargo, la creciente demanda de productos forestales, impulsados ahora por la nueva bioeconomía, plantea desafíos para desarrollar una explotación forestal verdaderamente sostenible.
En este contexto, un equipo de investigadores del Joint Research Centre (JRC) de la Comisión Europea ha utilizado los datos de los satélites Landsat para analizar los cambios en la cobertura forestal de 2004 a 2018 en 26 países de la Unión Europea.
Pérdida de biomasa forestal en la Península
Los resultados, publicados esta semana en la revista Nature, muestran un aumento tanto del área forestal cultivada (49 %) como de pérdida de biomasa (69 %) en Europa entre 2016 y 2018, en comparación con el período comprendido entre 2011 y 2015, “con grandes pérdidas en la península ibérica y en los países nórdicos y bálticos”.
“A pesar del incremento general de la superficie forestal en la UE, observamos que su explotación se intensifica”, explica el autor principal, Guido Ceccherini, quien aclara: “la gente tiende a pensar que la cubierta forestal se está reduciendo porque cortamos muchos árboles, pero no: la cubierta forestal de la UE está aumentando y, al mismo tiempo, experimenta una intensificación aguda y abrupta de las operaciones de tala de árboles”.
“Para comprender esta paradoja –continúa–, es importante reflexionar sobre la diferencia entre la cubierta arbórea y la cubierta forestal. Técnicamente hablando, una cubierta forestal permanece clasificada como ‘bosque’ incluso si los árboles se ‘cosechan’, si la replantación está asegurada (es decir, no se produce un cambio en la cubierta terrestre)”.
Los datos muestran que la intensidad de la explotación forestal fue estable en la mayoría de los países europeos entre 2004 y 2015. El aumento repentino se observó durante los años 2016 a 2018, y fue particularmente marcado en países con actividades económicas relacionadas con la silvicultura, como el sector bioenergético y las industrias papeleras.
La mayor parte de la variación en el área forestal ‘cultivada’ durante ese trienio se registró en Suecia y Finlandia, que en conjunto representaron más del 50 % del aumento total observado en los 26 países. Por su parte, Polonia, España, Francia, Letonia, Portugal y Estonia representaron conjuntamente alrededor del 30 %.
Satélites para luchar contra el cambio climático
Los autores indican que los datos que facilitan los satélites de observación de la Tierra, como los europeos Sentinel del programa Copernicus, pueden ser una herramienta muy útil para apoyar el manejo sostenible de los bosques, al monitorizar su explotación en grandes áreas geográficas.
También advierten que si continúa una tasa tan alta de aprovechamiento forestal, la mitigación climática basada en los bosques que tiene prevista la UE a partir de 2020 se puede ver obstaculizada, “y las pérdidas de carbono adicionales de los bosques requerirían reducciones extra de emisiones en otros sectores, para alcanzar la neutralidad climática prevista para 2050”.
Fuente: Agencia Sinc
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