Los datos de Copernicus muestran que el 2021 estuvo asediado por incendios de sexta generación alimentados por las nuevas condiciones climáticas y que lograron lanzar a la atmósfera un 148% más de carbono que las emisiones totales de los combustibles fósiles de la UE en 2020.
Como un ojo que todo lo ve, los satélites del Servicio de Monitoreo de la Atmósfera de Copernicus (CAMS) proporcionan información relacionada con la contaminación del aire y la salud o el forzamiento del clima, incluyendo en esta labor el monitoreo del impacto de los incendios forestales alrededor del mundo.
En este sentido, los expertos detrás de este servicio señalan que los incendios forestales de este año presentaron una escala “mucho mayor” en comparación con los datos recogidos por CAMS otros años. Según Mark Parrington, científico principal de CAMS y experto en incendios forestales, a medida que ha avanzado el año han visto como los incendios se recrudecían en diversos puntos del planeta:
“Las condiciones regionales más secas y cálidas bajo un clima cambiante han aumentado el riesgo de inflamabilidad y el riesgo de incendio de la vegetación”, comenta, a la par que subraya que estas condiciones habían conducido a algunos incendios a ser extremadamente peligrosos y duraderos.
En consecuencia, los incendios de todo el mundo 2021 causaron un total estimado de 1.760 megatoneladas de emisiones de carbono, que es el equivalente a 6.450 megatoneladas de dióxido de carbono. En perspectiva, las emisiones totales de CO2 de los combustibles fósiles en la UE en 2020 se situaron en 2.600 megatoneladas, por lo que los incendios generaron un 148% más que las emisiones totales de combustibles fósiles de la UE en 2020.
Julio fue uno de los meses con más emisiones, según el conjunto de datos, con 343 megatoneladas de carbono liberadas a la atmósfera principalmente por incendios en América del Norte y Siberia. A este mes le siguieron los datos de agosto, “mucho peores”, de acuerdo con el CAMS, que indica que en ese mes se registraron 378 megatoneladas de carbono a la atmósfera a nivel mundial.
Poniendo el foco en las regiones más afectadas, del Mediterráneo destaca que su parte oriental y central sufrieron varios días de incendios forestales de alta intensidad en julio y agosto, lo que provocó que altas concentraciones de partículas finas degradasen el ambiente.
Turquía fue el país más afectado en julio, y los datos de CAMS mostraron una intensidad de fuego diaria a niveles muy altos, muy por encima del promedio de la región. Otros países también afectados por los devastadores incendios forestales fueron Grecia, Italia, Albania, Macedonia del Norte, Argelia y Túnez.
“Las condiciones particularmente secas y calurosas durante los meses de verano proporcionaron el entorno ideal para incendios forestales intensos y duraderos”, comentan los expertos del CAMS.
De Siberia, una de las zonas más afectadas, el servicio CAMS recuerda los grandes incendios que arrasaron grandes áreas al oeste de la región, alrededor de Omsk y Tyumen, y que desembocaron en emisiones diarias muy por encima de la media de años anteriores en el conjunto de datos de 2003-2021. Este año, el acumulado diario de emisiones indica que se lanzaron unas 100 megatoneladas de carbono más con respecto al año pasado unas 200 más en comparación con la media.
Mientras tanto, en América del Norte se registraron grandes incendios, como el Dixie Fire, el más grande la historia de California, que logró devastar más de 400 hectáreas, un poco menos que la superficie total de las Islas Baleares. En total, los incendios de esta región liberaron 83 megatoneladas de carbono.
“La alta intensidad y persistencia de las emisiones de incendios forestales se pudo ver en los pronósticos globales de CAMS cuando una gran columna de humo cruzó el Atlántico norte y, mezclándose con los incendios forestales de Siberia, alcanzó las partes occidentales de las Islas Británicas y el noroeste de Europa a fines de agosto”, detallan desde CAMS.
“Está claro a partir de 2021 que el cambio climático está proporcionando los entornos ideales para los incendios forestales, que también pueden verse agravados por las condiciones climáticas locales. A medida que comience la temporada de incendios en el hemisferio sur, estaremos vigilando de cerca los desarrollos. Nuestros pronósticos de cinco días permiten a los tomadores de decisiones, las organizaciones y las personas tomar medidas de mitigación antes de cualquier incidente de contaminación”, concluye Parrington.
Fuente: El Ágora Diario
Deja tu comentario