Las mejoras en tendidos eléctricos han conseguido reducir en un 80 % la mortalidad de las aves en España, lo que supone evitar la muerte por electrocución y colisión de 15.000 ejemplares al año.
Tras más de treinta años investigando para solucionar la mortalidad de la avifauna asociada a tendidos eléctricos, el investigador del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Miguel Ferrer ha presentado un libro en el que explica las claves que han posibilitado la coexistencia entre aves e infraestructuras eléctricas.
«Con los sistemas desarrollados actualmente los tendidos son compatibles con la conservación de las aves», ha asegurado Ferrer, investigador en la Estación Biológica de Doñana y presidente de la Fundación Migres.
En el libro, titulado «Aves y tendidos eléctricos: del conflicto a la solución», Ferrer detalla cómo España «ha sido pionera en la resolución de un problema que hace apenas veinte años parecía completamente irresoluble».
La obra, que ha sido financiada por Endesa, resume el trabajo del CSIC desde 1974 hasta la actualidad.
Las investigaciones de Ferrer, centradas en un principio en el Parque Nacional de Doñana, pusieron en evidencia el impacto de las infraestructuras eléctricas sobre las aves: por colisión en líneas de transporte y, en mayor medida, por electrocución en los apoyos de los postes de las líneas de distribución.
Sólo en Doñana las aves electrocutadas han pasado de 6.000 a menos de 300, y por colisión, de 171 aves muertas por kilómetro y año a 21 por kilómetro y año.
El estudio hace hincapié en el águila imperial ibérica, la rapaz más amenazada de España, un caso especialmente grave ya que «en los años 80, los tendidos eléctricos eran responsables del 80 % de las muertes de imperiales», ha subrayado Ferrer.
El trabajo del CSIC determinó cuáles eran los puntos donde se producían las muertes y qué tipo de postes eran más peligrosos.
A raíz de las investigaciones, la Sevillana de Electricidad -ahora Endesa- comenzó a desarrollar actuaciones correctoras en sus tendidos de Andalucía, como aislar las crucetas de los postes.
«Hemos conseguido reducir un 82 % la mortalidad del águila imperial -en toda España-, y su población está creciendo como nunca antes lo había hecho», ha asegurado Ferrer.
La imperial «ha servido como emblema para la corrección de tendidos», pero no ha sido la única especie beneficiada: según la extrapolación de los datos de sus investigaciones, la mortalidad asociada a tendidos se ha reducido en España un 80 % de media.
La mayoría de las electrocuciones y colisiones se producen en lugares muy concretos «como los puntos negros de las carreteras», y es allí donde se concentran las actuaciones.
Por ejemplo, cuando en 1987 se empezaron a corregir tendidos peligrosos en Doñana, unos 200 milanos negros morían electrocutados anualmente; cuatro años después, su población se había duplicado.
A pesar de los avances, el investigador del CSIC ha destacado que aún hay que trabajar en aspectos como el diseño de los apoyos donde se posan las aves para que sean «todavía más seguros» o en corregir ‘los puntos negros’ aún existentes.
Ferrer ha apuntado la «imprescindible» colaboración de las empresas eléctricas -Endesa, Red Eléctrica Española e Iberdrola- en la investigación e implementación de medidas correctoras.
También se ha referido al decreto ministerial de 2008 sobre mejoras para la protección de la avifauna frente a tendidos eléctricos, que «llegó con un retraso de 20 años», ha dicho.
En la presentación ha participado el director de sostenibilidad de Endesa, Jesús Abadía, quien ha manifestado que la compañía colabora con organizaciones y administraciones para reducir el problema en todo el territorio nacional.
Según Abadía, Endesa dedica en torno a un millón de euros anuales a este fin; y su principal actuación es sustituir los apoyos más peligrosos para las aves.
Fuente: EFE
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