Las emisiones globales de metano del sector energético son aproximadamente un 70% mayores que la cantidad que los gobiernos nacionales informaron oficialmente, según un nuevo análisis de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) lo que subraya la necesidad urgente de mejorar los esfuerzos de monitorización y una acción política más fuerte para reducir las emisiones.
El metano es responsable de alrededor del 30% del aumento de las temperaturas globales desde la Revolución Industrial, y las reducciones de emisiones rápidas y sostenidas son clave para limitar el calentamiento a corto plazo y mejorar la calidad del aire. El metano se disipa más rápido que el dióxido de carbono (CO2), pero es un gas de efecto invernadero mucho más potente durante su corta vida útil, lo que significa que reducir las emisiones de metano tendría un efecto rápido en la limitación del calentamiento global.
El sector de la energía representa alrededor del 40% de las emisiones de metano de la actividad humana, y la edición ampliada de este año del Global Methane Tracker de la AIE, que incluye por primera vez las emisiones país por país de las minas de carbón y la bioenergía, además de una cobertura detallada continua de operaciones de petróleo y gas natural, indican que las emisiones globales de metano del sector energético son aproximadamente un 70% mayores que la cantidad que los gobiernos nacionales informaron oficialmente, por lo que según el análisis de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) urge mejorar los esfuerzos de monitoreo y una acción política más fuerte para reducir las emisiones.
Las emisiones de metano del sector energético crecieron un poco menos del 5% el año pasado, lo que supone el retorno a sus niveles de 2019 ralentizados durante la pandemia y queda por debajo del aumento en el uso general de energía, lo que indica que es posible que algunos esfuerzos para limitar las emisiones ya estén dando sus frutos.
En el informe publicado este miércoles, la AIE explica que si en 2021 se hubieran capturado y vendido todas las fugas de metano en las operaciones con combustibles fósiles, eso hubiera supuesto un suministro añadido de 180.000 millones de metros cúbicos de gas natural. Eso equivaldría a todo el gas utilizado para generar electricidad en Europa y «más que suficiente para aliviar la tensión actual en el mercado». El director ejecutivo de la agencia, Fatih Birol, destaca que «con los elevados precios actuales del gas, casi todas las emisiones de metano de la extracción de petróleo y de gas en todo el mundo podrían evitarse sin coste».
Los autores del estudio insisten en que si los países productores de gas y petróleo aplicaran las medidas de Noruega para limitar esas emisiones, el más eficiente en este terreno, las fugas se reducirían en más de un 90%.
No obstante, la IAE destaca que la situación es muy desigual entre unos países y otros. El pasado año se confirmaron volúmenes importantes de emisiones en Texas (EE.UU.) o en algunos países de Asia Central, especialmente en Turkmenistán que es responsable de un tercio de los grandes eventos de emisiones vistos por satélites en 2021. Se detectaron relativamente pocas fugas importantes para los principales productores de petróleo y gas en tierra en el Medio Este, pero, la AIE puntualiza que los satélites actuales no ofrecen una imagen exhaustiva ya que no permiten una evaluación de las regiones ecuatoriales o de las áreas más al norte, de forma que quedan fuera del radar las principales zonas de producción de petróleo y gas de Rusia.
Birol afirma que “la Agencia Internacional de Energía ha sido un defensor de acciones más fuertes para reducir las emisiones de metano. Una parte vital de esos esfuerzos hay que enfocarlos a la transparencia sobre el tamaño y la ubicación de las emisiones, razón por la cual el subregistro masivo revelado por nuestro Global Methane Tracker es tan alarmante”.
Los satélites han aumentado considerablemente el conocimiento mundial de las fuentes de emisión, y el Rastreador Global de Metano de la IEA incorpora las últimas lecturas de los satélites y otras campañas de medición basadas en la ciencia. Si bien los datos medidos continúan mejorando, la cobertura proporcionada por los satélites aún está lejos de ser completa: los satélites existentes no brindan mediciones sobre las regiones ecuatoriales, las operaciones en alta mar o las áreas del norte, como las principales áreas productoras de petróleo y gas de Rusia.
Fuente: Ágora Diario
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