El 26 de abril de 1986 se produjo al noroeste de la ciudad ucraniana de Chernóbil el mayor accidente nuclear de la historia. A pesar de la extensión del desastre, 25 años después se desconoce aún su incidencia real. Un equipo de investigación internacional demuestra ahora por primera vez que las aves pueden ser más susceptibles a la radiactividad por la coloración de su plumaje.
La radiactividad causa estrés oxidativo, daña las moléculas biológicas y puede tener “importantes” efectos negativos sobre los organismos si se presenta en dosis relativamente altas, como las encontradas en algunas zonas próximas a Chernóbil.
“En el caso de las aves estudiadas, estos efectos se detectaron en la abundancia de las poblaciones”, señala Ismael Galván, autor principal e investigador en el Laboratorio de Ecología, Sistemática y Evolución de la Universidad de París-Sur (Francia).
Según el estudio, que se publica en la revista Oecologia, la abundancia de las aves decreció a medida que aumentaron los niveles de radiactividad en las zonas periféricas de Chernóbil (Ucrania). En total, los investigadores analizaron la abundancia de 97 especies de aves expuestas a diferentes niveles de radiación a lo largo de cuatro años.
En la mayoría de las aves (64 especies), las poblaciones disminuyeron con los niveles de radiactividad. “Sin embargo, las poblaciones de unas pocas especies (33 especies restantes) experimentaron efectos positivos de la radiactividad (aunque la magnitud de estos efectos fue muy baja en algunos casos), quizá debido a la disminución de competencia con otras especies”, explica Galván.
La coloración, debilidad o fortaleza de las aves
Los científicos se centraron en la coloración generada por melaninas –que protegen de la radiación ultravioleta y generan patrones de camuflaje– de casi el centenar de especies de aves estudiadas. La razón: el tipo de coloración podría perturbar la capacidad de resistir los efectos negativos de la radiactividad.
“El impacto sobre las poblaciones depende, al menos en parte, de la extensión de plumaje que presenta la coloración generada por feomelanina, uno de los dos grandes tipos de melaninas, que genera coloraciones anaranjadas y parduzcas”, apunta el experto español.
Las aves de Chernóbil más feomelánicas (con mayor extensión de plumaje pigmentado por feomelanina) se vieron “más negativamente” afectadas por la radiactividad. Como el pigmento consume glutatión (uno de los antioxidantes más susceptibles a la radiactividad y que tiende a disminuir por sus efectos), la capacidad para combatir el estrés oxidativo generado por la radiactividad “probablemente” disminuye en estas aves.
Fuentes: http://www.agenciasinc.es y http://www.springerlink.com
Deja tu comentario