El Consejo de la Unión Europea (UE), que reúne a los Estados miembros, adoptó ayer el acuerdo conocido como «Enmienda de Kigali» para eliminar gradualmente los hidrofluorocarbonos (HFC), unos gases que tienen un fuerte impacto sobre el calentamiento del planeta.
La aplicación de la medida, una enmienda del Pacto de Montreal de 1987, podría evitar un aumento de medio grado en la temperatura de la Tierra durante este siglo gracias a la reducción del consumo y producción de estos gases utilizados en sistemas de refrigeración, espumas y aerosoles.
Según indicó el Consejo en un comunicado, la decisión de hoy contribuye a lograr los objetivos del Acuerdo de París y demuestra la “determinación continua” de los Veintiocho para liderar la lucha contra el cambio climático.
“Los HFC son miles de veces más dañinos para el clima que el dióxido de carbono”, declaró el ministro estonio de Medio Ambiente, Siim Kiisler, cuyo país desempeña la presidencia rotatoria de la Unión Europea en el segundo semestre de 2017.
Las primeras reducciones en el uso de los hidrofluorocarbonos entre los Estados miembros deberán realizarse en 2019, precisó el Consejo, si bien añadió que una regulación adoptada en 2014 en la UE ya permitió a los Veintiocho disminuir su empleo en 2015.
Aun así, la regulación comunitaria deberá revisarse para cumplir con el nuevo documento internacional más allá de 2030.
Además, los Estados miembros están realizando sus respectivos procesos de ratificación, pues necesitan la aprobación de los parlamentos nacionales, precisó la institución comunitaria.
La enmienda entrará en vigor el 1 de enero de 2019 tras la ratificación de, al menos, veinte países u organizaciones regionales de integración económica que formen parte del Protocolo de Montreal.
Si ese requisito no se cumple en 2019, la enmienda se aplicará 90 días después de la fecha en la que se haya alcanzado esa condición.
Los hidrofluorocarbonos son uno de los mayores agentes generadores del efecto invernadero, ya que retienen una cantidad de calor “miles de veces” superior a la que atrapa el dióxido de carbono y tienen una larga permanencia en la atmósfera, según el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
Sus emisiones están creciendo a un ritmo de un 10 por ciento anual, especialmente en los países en desarrollo con una clase media en expansión y climas cálidos.
Efeverde
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