En el Cantábrico oriental, gran parte de estos humedales costeros fueron ocupados con fines agrícolas desde el siglo XVII, y en particular a partir de la segunda mitad del siglo XIX, hasta la década de 1950, cuando comenzó el declive de la actividad agrícola. La falta de mantenimiento de los diques permitió la entrada de agua del estuario, que invadió estas zonas que habían sido aisladas artificialmente, promoviendo así su regeneración y recolonización por la vegetación halófila, es decir, la que puede vivir en ambientes salinos.
Bajo el escenario actual de calentamiento global y aceleración del ascenso marino, “el estudio de las marismas es de gran interés para el desarrollo de estrategias de adaptación frente a las consecuencias del cambio climático en la zona costera”, explica Ane García-Artola, investigadora del Departamento de Estratigrafía y Paleontología de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), actualmente en una estancia postdoctoral en la Rutgers University (EEUU), y primera firmante del estudio que publica la revista Estuarine, Coastal and Shelf Science.
En este trabajo se estudió el proceso de regeneración de las marismas que se encuentran en los estuarios de Santoña, Plentzia y Urdaibai, a partir de la variación en la abundancia de microfósiles típicos de marisma (foraminíferos) y el contenido en arena.
La disponibilidad de abundante material sedimentario en las aguas estuarinas fue crucial para la regeneración de las marismas
“El horizonte agrícola se pudo identificar por la ausencia casi total de microfósiles, cuyo número fue aumentando durante el proceso de regeneración, hasta ser muy abundante una vez que la marisma ya se había regenerado”, indica García-Artola. Al mismo tiempo aumentó el contenido en arena conforme tenía lugar la regeneración, lo que muestra una mayor influencia mareal en la marisma a medida que el ambiente se restauraba.
Para poder proporcionar una edad a las capas sedimentarias y establecer tasas de acumulación, se analizaron las actividades de radioisótopos de vida corta, picos de polución y fotografía aérea histórica. Desde una perspectiva regional, la regeneración ambiental de estas tres marismas se llevó a cabo en el estuario de Santoña principalmente entre los años 1950 y 1960, y en algunas zonas, incluso antes de la década de 1940; entre los años 1950 y 1960 en el estuario de Urdaibai; y, por último, a partir de las décadas de 1970 y 1980 en el estuario de Plentzia.
En todos los casos, el proceso de regeneración fue muy rápido (menos de 10 años), debido a las elevadas tasas de sedimentación producidas (14-18 mm por año). La disponibilidad de abundante material sedimentario en las aguas estuarinas fue crucial para la regeneración de las marismas.
Predicciones sobre la evolución del litoral
El estudio de la transformación ambiental de estas zonas costeras es clave a la hora de realizar predicciones sobre la evolución litoral regional. De esta forma, se espera que las marismas del Cantábrico oriental se adapten al aumento del nivel del mar en curso (1,9 mm por año durante el siglo XX), teniendo en cuenta las elevadas tasas de sedimentación observadas durante el proceso de regeneración de las áreas previamente ocupadas.
“La restauración de marismas actualmente ocupadas en lugares templados con un importante aporte de sedimentos puede plantearse como una estrategia de adaptación rentable para contrarrestar los efectos del ascenso del nivel del mar”, señala Ane García-Artola.
Referencia bibliográfica
García-Artola, A, Cearreta, A, Irabien, MJ, Leorri, E, Sanchez-Cabeza, JA, and Corbett, DR (2016). «Agricultural fingerprints in salt-marsh sediments and adaptation to sea-level rise in the eastern Cantabrian coast (N. Spain)» Estuarine Coastal and Shelf Science 171, 66-76. http://dx.doi.org/10.1016/j.ecss.2016.01.031
Fuente: SINC
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