A principios del siglo XX vivían en la cordillera unos 200 ejemplares pero hacía 1980 la cifra no superaba la docena
La noticia negativa de estos últimos días es la muerte en la Vall d’Aran, en circunstancias todavía no aclaradas, del oso conocido como Cachou pero, el balance general desde el punto de vista de la conservación de la especie es positivo.
Hace tres décadas, la especie se encontraba al borde de la extinción en el Pirineo ahora, sin que se puede cantar victoria pero con unas condiciones más favorables para estos animales, la población ha superado el medio centenar.
El oso pardo (Ursus arctos) contaba en concreto a finales de 2019 con 52 ejemplares en el Pirineo según el balance difundido este 21 de abril por la Generalitat a partir de los datos del Grupo de Seguimiento Transfronterizo. El balance técnico incluye igualmente la relación de actuaciones de seguimiento y conservación llevadas a cabo durante el pasado ejercicio.
No existe una censo preciso que cubra toda la serie histórica pero posiblemente sea esta la primera vez en casi un siglo que la cifra de osos del Pirineo supera la barrera de los 50 ejemplares.
Balance vía telemática
Los datos del nuevo balance anual han sido compartidos este mes de abril en una reunión telemática en la que participaron representantes de las administraciones de Catalunya, Vall d’Aran, Andorra, Aragón, Navarra y Francia, además de la Fundación Oso Pardo (entidad que ha participado en el programa PirosLife).
El cálculo oficial establece para 2019 la cifra de 52 ejemplares, frente a los 40 inicialmente identificados en el balance del año anterior.
El número de nacimientos en 2019 se calcula en 10 ejemplares, de partos de 5 hembras diferentes. “Se trata de una cifra récord, sólo alcanzada antes los años 2016 y 2017, por lo que se devuelve a los índices de natalidad más elevados de los últimos años”, destaca la nota oficial publicada por el departamento de Territori i Sostenibilitat de la Generalitat.
Las hembras que se han reproducido son Zorita (2 cachorros), Isil (2 cachorros), Caramelles (2 cachorros), Bambou (2 cachorros) y Fadeta (2 cachorros).
Los ejemplares que se dan por muertos durante el pasado 2019, después de más de dos años sin tener indicios, son 6. Entre estos, la hembra Hvala, detectada por última vez en 2017; el macho Fifonet, así como los 2 cachorros de Zorita.
Más presencia en la zona central
El área geográfica donde se han encontrado en algún momento indicios de la presencia del oso pardo en los Pirineos (y que no se debe confundir con el área donde hay una presencia permanente de estos animales) se ha ampliado en 2019 en 3.000 km2 respecto del 2018 y representa ya una superficie de 10.400 km2 , indica el balance oficial.
“Se debe reseñar que buena parte de este incremento se debe a un desplazamiento exploratorio puntual que hizo el macho Goiat en primavera del año pasado, durante el cual visitó zonas muy meridionales del Pallars Jussà y la Ribagorza aragonesa alejadas de las zonas habituales·, según han explicado los técnicos.
El área de distribución del oso extiende principalmente por los Pirineos centrales (7.800 km2). En los Pirineos atlánticos, se han localizado las hembras Zorita y Claverina, y los machos Nere, Cannellito y Rodri, sobre todo en el noreste de Navarra y la banda francesa. Área máxima de distribución del oso pardo en los Pirineos 2019.
Seguimiento de la especie en Catalunya
Los datos referidos a Catalunya que destaca la Generalitat indican que en durante el 2019 se localizaron 440 indicios de osos, de los cuales 190 son fotografías y vídeos y 141 son muestras de pelos. En toda la cordillera se localizaron en 2019 centeneras de muestras, varias de las cuales fueron utilizadas para la identificación genética, de las cuales 78 provienen de Catalunya.
En 2019 y con ayuda de una veintena de estas muestras, técnicos de la Universidad Autónoma de Barcelona ha identificado 8 ejemplares de osos, mientras que el laboratorio francés Antagene, ha identificado 41 ejemplares de 314 muestras (58 procedentes de Catalunya).
Recuperación ante el riesgo de exterminio
En un articulo técnico publicado en 2014 en la revista especializada Quercus por el equipo encabezado por Santiago Palazón se recordaba que “a principios del siglo XX se estimó que en los Pirineos habitaban unos doscientos osos pardos (Ursus arctos). Esta población fue disminuyendo y hacia mediados de siglo comenzó a desgajarse en tres subpoblaciones”.
“En 1980 se consideraba que sólo quedaba media docena de osos en los Pirineos centrales (2), de donde el plantígrado desapareció a finales de esa década o principios de la siguiente. A finales del siglo XX existía una situación de auténtico colapso poblacional, con unos pocos machos y una única hembra en los Pirineos Occidentales o Atlánticos (noreste de Navarra, noroeste de Aragón y sur del Bearn francés)”, se indicaba en este artículo.
El proceso de recuperación de la especie, no siempre fácil, se inició en la práctica con la liberación de ejemplares procedentes de Eslovenia. Entre 1996 y 1997 Francia soltó en Melles (Alto Garona) tres osos -las hembras Ziva y Mellba y el macho Pyros-, a muy pocos kilómetros de la frontera con el Valle de Arán.
En 2006, ante la baja natural del macho Papillón y la muerte por disparos de Cannelle, la última hembra autóctona de los Pirineos, se liberaron otros cinco animales de procedencia eslovena en el sector central de los Pirineos: cuatro hembras (Sarousse, Hvala, Palouma y Francka) y un macho (Balou). La operación fue ejecutada por Francia, pero contó con el apoyo de España, como recordaba este artículo técnico firmado por Santiago Palazón, Iván Afonso, Antoni Batet, Joan Rodríguez, Natalia Sastre, Olga Francino y Jordi Ruiz-Olmo .
Fuente: La Vanguardia
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