La XXV Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Cambio Climático de la ONU, presidida por Chile pero celebrada en Madrid, pasará a la historia por varios motivos: desde las circunstancias que motivaron el cambio de sede, por ser la más larga nunca antes celebrada desde que las ‘COP’ comenzaron hace 25 años y por ser llamada la ‘Cumbre de la Ambición’ y su lema ‘Tiempo de Actuar’ para, al final, quedarse en una exhibición de que la diplomacia multilateral ha «decepcionado» a todos, incluso a la propia Presidencia de la Cumbre y a la Organización de las Naciones Unidas.
El resultado definitivo no se corresponde con el esfuerzo de 14 días de negociaciones intensísimas y que se extendieron dos días más de lo inicialmente previsto. Es una declaración que sí sentará las bases para elevar la ambición climática, pero ya en 2020, aunque por primera vez incluye un mayor protagonismo para los océanos y los suelos, pese a que eso, precisamente, a punto estuvo de echar al traste también el documento llamado ‘Chile-Paris: Tiempo para la Acción’, que allana el camino a la implantación del Acuerdo de París el año próximo, ya que Brasil exigía que se excluyeran esas referencias.
Postura brasileña
Finalmente, «en consideración» con Tuvalu e Indonesia y tras mostrar su soledad en el plenario Brasil aceptó el texto. Pero si no se ha ido más allá en el asunto que estuvo más encallado en las negociaciones previas a la COP que era el artículo 6 del Acuerdo de París, relativo a los mercados de carbono, fue de nuevo por la oposición de Brasil, que ha bloqueado cualquier avance. Y es que los asuntos multilaterales han de aprobarse con el beneplácito de todos los países y sin esa unanimidad no hay avance posible.
En contra de la postura mayoritaria entre los casi 200 países que forman parte de la Convención Marco de la ONU para el Cambio Climático, Brasil ha exhibido su postura parecida a la de Estados Unidos, que también ha tratado de limitar cualquier avance en la Cumbre, de acuerdo con la decisión del presidente Donald Trump que ha iniciado la desconexión del Acuerdo de París, algo que se hará efectivo el año próximo.
La sensación general es de «tristeza» y «decepción» ante unas jornadas maratonianas, diurnas y nocturnas, de intensas negociaciones para lograr estar a la altura de lo que la sociedad y la ciencia advierten: que los próximos diez años son decisivos para evitar los peores efectos del cambio climático si se logra limitar el aumento global de la temperatura a 1,5 grados centígrados.
Tristeza y decepción
Después de que la Presidenta de la COP25, Carolina Schmidt, expresó su «tristeza» ante un acuerdo que no es suficiente para lo que reclaman la sociedad y la urgencia de la emergencia climática. Expresaba así la sensación general expresada por buena parte de los delegados, los que quedaban en el plenario, porque muchos habían abandonado ya Ifema rumbo al aeropuerto.
La ministra para la Transición Ecológica en funciones, Teresa Ribera, ha jugado un papel fundamental en esta cumbre que ha sido aplaudido y agradecido por los negociadores este domingo, tanto en su preparación como en las negociaciones como facilitadora, especialmente en las «horas finales» cuando su homóloga chilena le pidió ayuda para lograr un documento de consenso.
Ribera ha manifestado tener una sensación «agridulce» porque se esperaban y necesitaban compromisos «más contundentes y serios de las grandes economías», mientras que el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, ha señalado su «decepción» pero ha asegurado que no se rendirá para conseguir lo que el planeta necesita.
Las ONG han mostrado de forma unánime también su «decepción» y han calificado de «inaceptable» lo ocurrido en la COP.
Antonio Guterres, secretario general de la ONU también ha manifestado su decepción con los resultados, aunque insiste en que no hay que rendirse y hay que seguir trabajando.
La cumbre de los jóvenes y Greta
Esta era una COP diferente, pues a lo largo del año la juventud del planeta y la sociedad civil se movilizó, en parte inspirados en el fenómeno ‘Greta Thunberg’. La adolescente sueca que viajó en barco eléctrico, primero a Nueva York para asistir a la Cumbre Climática de la ONU en septiembre, con la intención de seguir hacia Chile -donde se iba a celebrar la COP25– y después con el traslado a Madrid, en catamarán por el Atlántico norte, hasta Lisboa para llegar a tiempo a la capital española.
Allí se unió a la Marcha Climática el día 6 de diciembre que recorrió la Castellana y en la que participó medio millón de habitantes. Thunberg desató tal expectación que sus apariciones en diferentes actos de la sociedad civil y en el plenario oficial de la Cumbre se anunciaban con poco tiempo de antelación o, ni eso.
Durante estos días se han organizado miles de actividades, se han presentado importantes informes científicos que concluyen que la emergencia climática es ya una realidad y las organizaciones sociales desplegaron acciones de protesta pacífica casi todos los días.
Entre las actividades no faltaron conferencias, ponencias, exposiciones, conversaciones y conciertos a los que asistieron entre otros personajes además de Greta Thunberg –nombrada esta misma semana personalidad del año de la revista Time– Alejandro Sanz, Amaral o Vetusta Morla, el Premio Nobel de la Paz estadounidense Al Gore, el exsecretario de Estado estadounidense, John Kerry, o los actores Harrison Ford o Anthony Hopkins, entre otros convencidos de la urgencia que vive el planeta, pero quizá no tan conocidos.
Pese a que 30.000 personas participaron en la agenda oficial de la Zona Azul, la de la sociedad civil de la Zona Verde y en las acciones de Castellana Verde, donde expresaron la necesidad de que los países aumenten su ambición y rebajen sus emisiones de CO2, al menos a un ritmo del 7,6 por ciento como estima la ciencia que sería lo mínimo necesario, los líderes mundiales plasmaron en el papel la desconexión con las demandas sociales y científicas.
Las cosas de la diplomacia avanzan más despacio que la velocidad a la que gira el planeta. La COP26 empieza a preparase ya para intentar lograr en esa ocasión la ambición deseada a final de año en Glasgow (Reino Unido). Queda clausurada la 25 Cumbre del Clima de Chile en Madrid.
Fuente: Zamora 24 horas, Europa Press
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